En la vida del Opus Dei, que tiene desde su origen un marcado carácter de familia, al Prelado se le llama sencillamente Padre.
El gobierno del Opus Dei corresponde al Prelado, como Ordinario y Pastor propio de la Prelatura. Vela para que se sigan fielmente las disposiciones de la Santa Sede y para que se cumplan el derecho y las costumbres de la Prelatura.
Su autoridad se circunscribe a la tarea apostólica peculiar de la Prelatura. Los fieles laicos del Opus Dei dependen del Prelado en lo que se refiere a la misión de la Prelatura, es decir, los compromisos espirituales, formativos y apostólicos que asumen libremente; y, como los demás laicos de su Diócesis, siguen sometidos a la jurisdicción del Ordinario del lugar en las materias que le competen. Los sacerdotes de la Prelatura dependen exclusivamente del Prelado.
El Prelado ejerce su solicitud pastoral mediante consejos y exhortaciones; y también por medio de normas y preceptos.
Para designar al prelado del Opus Dei se convoca un congreso general electivo. Su nombramiento corresponde al Papa. El cargo es vitalicio.