Un cuaderno de experimentos para hacer ‘Química con Guadalupe’

Un manual de experimentos servirá para que estudiantes y profesores de todo el mundo puedan compartir un rato de ‘Química con Guadalupe’, que les ayude a acercarse tanto a la figura de la futura beata como a los entresijos de la química aplicada.

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El cuaderno incluye media docena de experimentos sencillos y divertidos, que pueden hacerse en casa o en clase, y que versan sobre aspectos de la química en los que trabajó Guadalupe, como la tensión superficial de los detergentes o los colores y separación de los tintes, y están pensados para niños y niñas de entre 10 y 16 años.

“Guadalupe estaba constantemente intentando mejorar en su carrera como docente y en sus proyectos de enseñanza; era un ejemplo como profesora y en su trato personal a cada alumno, además de una apasionada por la química”, explica Ricardo Moreno, profesor de ciencias durante 40 años en el colegio Retamar y autor del manual.

El cuaderno incluye media docena de experimentos sencillos y divertidos, que pueden hacerse en casa o en clase, pensados para niños y niñas de entre 10 y 16 años

Moreno, ingeniero de caminos y docente, es autor de varios libros de texto y divulgación, entre otros “Experimentos para todas las edades”, en la editorial Rialp. En esta guía, Moreno ha tratado de acercar las virtudes de Guadalupe y su amor por la química a los alumnos, a través de prácticas que tienen que ver con la química de todos los días.

“Hay que tener en cuenta que Guadalupe daba clase de Química Aplicada y de Química Textil, materias que tratan sobre productos que usamos cualquiera de nosotros todos los días, y en una época en la que aparecen tantos tejidos sintéticos, como por ejemplo el nailon. Y le gustaba mucho experimentar”, relata Moreno.

El autor ha tratado de acercar las virtudes de Guadalupe y su amor por la química a los alumnos, a través de prácticas que tienen que ver con la química de todos los días

Como ejemplo recuerda cuando, poco antes de fallecer, estaba ingresada en la Clínica Universidad de Navarra para una operación del corazón, y una persona que fue a verla observó que en el lavabo de su habitación había unos recipientes con unas telas en agua. Le preguntó si estaba haciendo la colada, y Guadalupe la explicó que no, que estaba experimentando si unos tejidos sintéticos que se había llevado perdían o no el color con el lavado.

“Guadalupe estaba constantemente intentando mejorar en su carrera como docente y en sus proyectos de enseñanza”, explica Moreno

“Para mí Guadalupe es también un ejemplo de mejora constante en la propia profesión: a la vez que da clases hace la tesis poco a poco, y con ella logra una patente, un premio nacional de investigación y una calificación de Suma cum Laude; después prepara y saca unas oposiciones, y se embarca en nuevos proyectos docentes como el CEICID”, considera Moreno.

Moreno destaca también el clima de confianza que supo crear con sus alumnos y compañeros de trabajo, quienes llegaron a elegirla como directora de la Escuela de Maestría Industrial en 1974, lo que muestra el gran prestigio humano y profesional del que gozaba.