‘La libertad de amar’ es el título de la nueva semblanza sobre Guadalupe Ortiz de Landázuri editada por Palabra, y presentada esta semana en Madrid por la periodista Cristina Abad. Guadalupe será la primera persona laica del Opus Dei elevada a los altares, y a juicio de la autora del libro puede considerarse un ejemplo de esos ‘santos de la puerta de al lado’ a los que alude el Papa Francisco en su exhortación apostólica «Gaudete et Exsultate».
En el libro la autora bucea en la personalidad de la futura beata buscando precisamente esa sencillez de los santos de la que habla el Papa Francisco. “Me acerqué al personaje desde la curiosidad periodística. Había leído algo sobre ella, pero me parecía una persona extraordinaria y un poco inalcanzable para mí. Me propuse comprobar si realmente era así. Leí sus cartas, diarios y agendas. Y me encontré con una persona muy normal, cercana y divertida, que fue asumiendo retos que en su momento fueron pioneros”, explicó la autora.
La razón de que pudiera asumir dichos retos y poner en marcha iniciativas inexistentes en España y México la desveló Abad durante el acto de presentación del libro, celebrado en la sede de la librería Neblí, en Madrid. “El amor da alas, y ella era una persona profundamente libre y que amaba en todo lo que hacía, haciendo suya la conocida frase ‘ama y haz lo que quieras’ de San Agustín”, consideró Abad.
Abad repasó los principales hitos de la vida de la futura beata acompañada por el director de la Oficina para las Causas de los Santos, José Carlos Martín de la Hoz, en un acto conducido por la periodista Sofía Altimari. Más de cincuenta personas de todas las edades se dieron cita en el acto, entre ellas uno de los sobrinos de la futura beata, el sacerdote Luis Cruz Ortiz de Landázuri, y algunas personas que habían conocido y tratado a la propia Guadalupe.
Abad se refirió a sucesos clave de la trayectoria vital de la futura beata, como su infancia en Tetuán, la muerte de su padre o su encuentro con San Josemaría
En el transcurso del acto, Abad se refirió a sucesos clave de la trayectoria vital de la futura beata, como su infancia en Tetuán, la muerte de su padre o su encuentro con San Josemaría. Conocer al fundador del Opus Dei hizo que Guadalupe descubriera que Dios la llamaba a formar parte de algo que entonces –corría el año 1944- aún era un fenómeno nuevo e incipiente dentro de la Iglesia, pero que años más tarde se expandiría gracias a ella por diferentes ciudades de España y de México.
Durante el evento, el director de la Oficina para las Causas de los Santos se refirió con detalle al milagro que ha llevado a los altares a Guadalupe, la curación en 2002 de Antonio Sedano, un vecino de Barcelona, al que se le diagnosticó un carcinoma en el ojo derecho. “Él cogió la estampa de Guadalupe porque le pareció una mujer muy elegante. El día antes de la operación se dirigió a Guadalupe y le pidió con gran fe que le curara como fuera, que ella podía hacerlo. Al día siguiente, al levantarse, el tumor no estaba. Antonio estuvo un rato con taquicardia hasta que pudo serenarse para llamar al hospital y decir que no iba a operarse”, relató Martín de la Hoz.
Martín de la Hoz recordó la pasión de Guadalupe por la química, su sentido del humor o su disposición de servicio hacia los demás
Martín de la Hoz recordó lo que supone llegar hasta el final de un proceso de beatificación, y animó a los presentes a encomendarse a Guadalupe en los próximos meses, dado que es preciso un nuevo milagro para la canonización. Además, recordó algunas de las notas de la personalidad de la futura beata, como su pasión por la química, su sentido del humor o su disposición de servicio hacia los demás.
“Su vida fue intentar hacer en cada momento lo que Dios le pide. Y luego involucrar a la gente. Guadalupe arrastra con su vida de donación, con su entrega y con su estar a disposición de los demás”, subrayó Martín de la Hoz.