No había acudido nunca a la intercesión de Dora, pero un día, hablando con una amiga que le tiene gran devoción, me dijo que le encomendara un asunto "doméstico" que me preocupaba: el alquiler de una vivienda que, en principio, pensaba sería difícil de arrendar.
Así lo hice, se lo encomendé, puse un anuncio en internet, y a las pocas horas me llamó una persona interesada que, desplazándose más de 200 km, vino a verla ese mismo día con su mujer. La vivienda fue alquilada al día siguiente. No dudo de que fuera un favor de Dora, semejante a otro que acaba de hacerme de las mismas características.
C.O.