Pedí ayuda a Isidoro, al principio de forma tímida porque me extrañaba que después de tantos años aún no estuviera en los altares, pero mi confianza aumentó y rezaba la oración de la estampa convencida de que me ayudaría, pues ya era una necesidad urgente. Pude cobrar la deuda de forma amigable y sin problemas. Mando un donativo para colaborar en que podamos verlo en los altares, como se merece.
A.L.M.