El 10 de enero se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento de Dora del Hoyo, en 2004, justo el día anterior al de su nacimiento.
Dora celebró sus 90 años en el cielo, como había manifestado que era su deseo. Se podría decir que desde allí, continúa ayudando a los demás con la misma disponibilidad y naturalidad con que actuaba aquí en la tierra.
Compartimos algunos relatos que nos han llegado recientemente:
En las dificultades
La semana pasada me enteré de que mi hermano y mi cuñada estaban pensando en separarse después de 20 años de matrimonio. Ya habían pasado por dificultades y, en ese momento, le pedí a Dora con intensidad que solucionaran sus problemas. Ella, estoy segura, intercedió. El día que supe la noticia de la separación, recé la estampa de Dora. Esa tarde mi hermano escribió: "Estamos hablando mucho, acordamos que lo seguiremos intentando". Le sigo pidiendo a Dora para que no los deje de ayudar en su lucha.
E. M. (Colombia)
Con Dora aprendí a cocinar
Soy profesor, casado, con seis hijos. Hace unos años salimos de nuestro país por motivos políticos y nos establecimos en esta ciudad. Nunca había cocinado, al menos para varias personas. Desde que llegamos, mi trabajo en la enseñanza ha sido “intermitente”. Actualmente la que tiene trabajo fijo es mi esposa, con lo cual nos dividimos los quehaceres. A mí me toca preparar el almuerzo. Desde el primer momento me encomendé a Dora, cuya estampa tengo pegada en el refrigerador. Empezando por el menú, las cantidades sin desperdicio y los aderezos, le voy hablando para que me ilumine. Los primeros platos no salieron tan buenos, pero poco a poco mis hijos y mi esposa empezaron a comentar que habían mejorado en sabor y en sazón. El “secreto” era Dora.
Nunca empiezo a cocinar sin rezar una estampa para que me ilumine al agregar tal o cual ingrediente. Siempre la dosis es la correcta. Ya tengo más habilidad y orden en la cocina, y además me ayuda a tener presencia de Dios. Escribo estos favores para agradecer su intercesión, que repercute directamente en beneficio de toda la familia. Ahora, además, le pido que me encuentre un trabajo estable.
E. P. (Italia)
Un trabajo
La situación de mi hija era muy difícil: quedó sin trabajo después de 13 años. Acudimos a la intercesión de Dora y después de muchas entrevistas, la contrataron como recepcionista en un laboratorio bioquímico. Hace un año que está trabajando, doy gracias a Dios y a Dora que nunca nos niega su ayuda.
C. J. (Argentina)