Historia de una curación milagrosa
Hellen Katty Flores Gallo tenía once años, era una niña deportista, entusiasta y saludable, cuando de pronto se sintió mal; los médicos le diagnosticaron una enfermedad grave en la sangre. Elena, su madre, rezó intensamente la oración del beato Josemaría Escrivá y la niña teniendo ya algunos días de gravedad, se sanó en un solo día. La ciencia no se explica su curación. 4 de junio de 2000
“Hay mil maneras de orar”
¿Católico, sin oración?... Es como un soldado sin armas (Surco, 453).
“Al olvido de sí se llega por la oración”
La mayor parte de los que tienen problemas personales, “los tienen” por el egoísmo de pensar en sí mismos. (Forja, 310)
“Oración constante, de la mañana a la noche”
La verdadera oración, la que absorbe a todo el individuo, no la favorece tanto la soledad del desierto, como el recogimiento interior. (Surco, 460)
“Él nos escucha y nos responde”
“Et in meditatione mea exardescit ignis” –Y, en mi meditación, se enciende el fuego. –A eso vas a la oración: a hacerte una hoguera, lumbre viva, que dé calor y luz. Por eso cuando no sepas ir adelante, cuando sientas que te apagas, si no puedes echar en el fuego troncos olorosos, echa las ramas y la hojarasca de pequeñas oraciones vocales, de jaculatorias, que sigan alimentando la hoguera. –Y habrás aprovechado el tiempo. (Camino, 92)
“¡Señor, que no sé hacer oración!”
Me has escrito: “orar es hablar con Dios. Pero, ¿de qué?” –¿De qué? De Él, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias..., ¡flaquezas!: y hacimientos de gracias y peticiones: y Amor y desagravio. En dos palabras: conocerle y conocerte: “¡tratarse!”. (Camino, 91)
“Meditación- Tiempo fijo y a hora fija”
Meditación. –Tiempo fijo y a hora fija. –Si no, se adaptará a la comodidad nuestra: esto es falta de mortificación. Y la oración sin mortificación es poco eficaz. (Surco, 446)
“Hemos de meditar la historia de Cristo”
Esos minutos diarios de lectura del Nuevo Testamento, que te aconsejé –metiéndote y participando en el contenido de cada escena, como un protagonista más–, son para que encarnes, para que "cumplas" el Evangelio en tu vida..., y para "hacerlo cumplir". (Surco, 672)