Se acercaba la hora de la Misa de San Josemaría en la Catedral Metropolitana de San José, Costa Rica el pasado sábado 22 de junio (2024). Desde una hora antes del inicio ya habían algunas familias llenando poco a poco las bancas. A las 11:00 am la Catedral estaba completamente llena. Son muchas las personas de todos los puntos cardinales del país las que después de casi 65 años de labor del Opus Dei en Costa Rica conocen y tienen devoción a San Josemaría.
Justo antes de iniciar la Santa Misa se miraban algunas personas rezando ante la reliquia de San Josemaría contiguo a un cuadro del Santo. Muchos sonrieron al ver a un papá explicarle a su niño pequeño, ambos arrodillados, quién era San Josemaría y el significado de la reliquia que tenían al frente.

A las 11:05 am ya se veía la Cruz procesional avanzando por los pasillos de la Iglesia, con un nutrido grupo de sacerdotes detrás que acompañaban a Mons. José Rafael Quirós, Arzobispo de San José, quien presidiría la Santa Misa.
Mons. José Rafael habló del carisma que el Señor dio a San Josemaría, habló de la pesca milagrosa, del trabajo humano, de ser testigos ahí donde se encuentran todos los cristianos, de impregnar, de ser fermento ahí donde se encuentran, de remar mar adentro, de no tener miedo en una sociedad secularizada, y justo antes de finalizar la Misa rezó junto a todos los presentes la oración para la devoción a San Josemaría.

Mons. Luis Baura, sacerdote de la Prelatura del Opus Dei, agradeció en nombre de los presentes al Arzobispo y recordó algunos aspectos centrales del carisma del Opus Dei, centrándolos en aquellas palabras de San Josemaría de “servir a la Iglesia como la Iglesia quiere ser servida”. Personas de muchos lugares de la geografía costarricense acudieron, pero también los habían de diversos países vecinos como Nicaragua, El Salvador y no tan cercanos como Brasil.
Marianne de Barrio Escalante comentó “fui a la Misa para recordar a San Josemaría. Él es mi Padre espiritual -con mucho amor y cariño procuro vivir cada día según sus enseñanzas- y el Opus Dei es para mí mi lugar seguro.”

Gloria, madre de un sacerdote, le tiene una gran devoción a San Josemaría, quien es un modelo a seguir. "Una misa como la de hoy son ocasiones que tenemos de conocer más de la Iglesia, y cómo se mueve Dios a través de las distintas circunstancias y a través del tiempo”, comentó justo antes de llegar de la Uruca.
José Pablo de Santa Gertrudis Norte de Grecia, estudiante de zootecnia, vino por el testimonio que nos dejó San Josemaría y por lo que ha aprendido de él, que todos los cristianos independientemente de lo que hagamos debemos tener presente la santificación en la vida ordinaria.

De Jardín de Pérez Zeledón es oriundo Miguel, profesor de Ciencias Políticas de la UCR: “vine por el cariño que tengo a San Josemaría y a pedir por mi trabajo y mi familia”.
Al acabar la ceremonia, no pasaba oculto los encuentros entre personas que tenían mucho tiempo de no verse y saludarse con una gran sonrisa. Claramente era un ambiente que invitaba manifestar un gozo muy especial. También en distintos lugares de la Catedral se veían grupos de monjas que tienen gran cariño a San Josemaría y asistieron a la celebración.

No queríamos que este ambiente terminara, que se detuviera en el tiempo, pero como decía un escritor converso describiendo al Opus Dei hace algunos años: el Opus Dei es como una gasolinera espiritual donde todos llegan a cargarse de combustible, pero luego cada uno sigue su camino.