Hace unos meses, en una entrevista, monseñor Fenando Ocáriz afirmaba que, cada día, llegaban peticiones de admisión de personas que, en el pasado, habían pertenecido al Opus Dei, añadiendo que, para él, era un motivo de alegría.

Irene es una de estas personas. Cuando era muy joven pidió la admisión como numeraria. Su proceso de discernimiento fue largo porque, aunque tenía conciencia de vocación al Opus Dei, ni ella, ni las personas que la acompañaron espiritualmente, terminaban de ver claro que lo suyo fuera ser numeraria.

A los nueve años, antes de hacer la incorporación definitiva, Irene dejó de ser numeraria, aunque siguió en relación con el Opus Dei. Vivió unos años en Londres donde conoció a su futuro marido y se casó. Volvió a España y pidió la admisión como supernumeraria.