Suelo encomendarme a la intercesión de Dora para que me ayude a hacer bien las tareas domésticas y para que salga buena la comida.

En una ocasión, tras realizar una receta, el recipiente en el que había cocinado quedó con parte de la comida muy pegada y, tras una hora y varios intentos empleando remedios caseros para despegar los residuos, me encomendé a Dora, sin mucha fe, y los restos seguían sin desprenderse, así que volví a hacerlo rogándole que me enseñara a pedir, sabiendo que entonces me ayudaría y lo escribiría, para que mucha gente se encomendara a ella y le ayudase a encontrarse con Dios en esas tareas. Le pedí que las manchas salieran íntegramente y sin estropear el aparato, volví a aplicar el remedio casero y se desprendieron sin esfuerzo, dejando la máquina reluciente.

M. R.C., España

Dos favores grandes