El prelado del Opus Dei anima a vivir la Navidad contemplando la humildad del Niño Jesús, acogiendo a todos con un corazón misericordioso y realizando gestos concretos de amor hacia los necesitados, como signo de esperanza y paz en el mundo.
Queridísimos: ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!
En pocos días celebraremos la Navidad: el nacimiento de Cristo, el Hijo de Dios, que ha asumido nuestra humanidad hasta sus últimas consecuencias, salvo el pecado. Es tan grande el amor que Dios nos tiene que ha querido incluso hacerse Niño: débil, indefenso, necesitado del cuidado de María y de José.
Este Niño que contemplamos en …