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Mª Ángeles, España: «Echo un poco la vista atrás, y pienso que tengo una vida plena»

Mª Ángeles conoció el Opus Dei por casualidad, cuando una profesora del instituto de su pueblo le habló de la oportunidad de vivir en un Centro de Estudio y Trabajo (CET). Allí aprendió sobre todo tres cosas: “Primero, a compatibilizar el estudio y el trabajo, a aprovechar más el tiempo porque en casa no pegaba mucho sello. Luego me ayudó a conocer lo que es la vida cristiana vivida con coherencia. Y la tercera cosa, que condicionó luego el descubrimiento de mi vocación, fue conocer el Opus Dei desde dentro

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Ale, Bolivia: «Pensé en esos momentos en los que había sido feliz, y recordé mis años en el Opus Dei»

Ale es boliviana, madre de dos hijos, psicoterapeuta y médica. Ha dedicado gran parte de su vida al servicio social. Inspirada por la enseñanza de san Josemaría, comprendió que la pobreza no solo es material, sino también la falta de amor y de Dios. Junto con su marido decidió dedicarse a la rehabilitación social. Cuando éste murió en un accidente, Ale se dio cuenta de que debía continuar, apoyada en su fe.

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Bek, Australia: «No creo que nadie pueda afirmar que ha dominado por completo el arte de amar a los demás»

Rebekah, más conocida como Bek, es de Wollongong, Australia. Bek tiene muchas aficiones: le gusta navegar, pintar, leer, la música y cocinar. La pasión por la cocina terminó siendo su campo de desarrollo profesional. El propósito de su trabajo es lograr que las personas sepan que son amadas, algo que exige un aprendizaje continuo: “No creo que nadie pueda decir que ha alcanzado la cima en el aprendizaje de cómo amar a las personas”.

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Andyara, Brasil: «He aprendido a crecer en cada desafío, incluso en los más duros»

Andyara comparte su inspiradora historia de vida: desde su infancia en Campinas, Brasil, hasta su experiencia en el Líbano, pasando por los desafíos de la enfermedad y la guerra. Acompáñanos mientras nos cuenta cómo su amor por la literatura, cómo vive su fe en el Opus Dei y su valentía frente a la adversidad la han llevado a una vida llena de aventuras, aprendizaje y profundo crecimiento.

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«Aceptar la vulnerabilidad es condición necesaria para mejorar»

En las 60 Jornadas de Cuestiones Pastorales de Castelldaura de este año se ha reflexionado sobre cómo llevar esperanza a un mundo herido. Estas jornadas, celebradas en Barcelona, son una ocasión para que los sacerdotes adquieran herramientas para reavivar y vivir mejor su ministerio.

Carol, Brasil: «La Obra se convirtió en una extensión de mi familia»

Caroline, de 37 años y originaria de Osasco, Brasil, proviene de una familia donde su padre es peluquero y su madre profesora de matemáticas. Estudió hotelería y realizó un curso de especialización en el sector de servicios. Su vocación a la Obra como numeraria auxiliar la define como "una madre dentro del Opus Dei", destacando que "nosotras sabemos cuidar, como cualquier madre lo haría, y en todos los aspectos". Esto “impacta también espiritualmente, no sólo materialmente”.

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Ilona, Finlandia: «Me gusta pensar en mí misma como alguien con sisu»

El sisu es una palabra finlandesa que se traduce como perseverancia, valentía o determinación. Ilona representa bien este concepto: nacida en un país donde los católicos son una minoría, sueña con cambiar el mundo a través de su trabajo como académica. “Desde la estadística, con datos, hago frente a la polarización. No todo es blanco o negro”, asegura.

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Mª José de los Ángeles, España: «He aprendido a encontrar sentido y gratitud en cada decisión difícil que he tomado»

Mª José ha sido agregada del Opus Dei durante 20 años y hace unos cinco aproximadamente dejó de ser parte de la Obra. “Aunque fue una decisión muy dolorosa, he estado muy acompañada y, por supuesto, he sido muy libre. Qué bonito es pensar que cada vocación tiene una misión que es más trascendente que el reloj”, afirma.

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Luli, Argentina: «La Obra me ayudó a sacar mi propia personalidad, nunca a aplastarla»

Luli tiene 38 años y es originaria de Corrientes, Argentina. A lo largo de su trayectoria, ha cultivado una profunda relación con la gente, destacando su pasión por escuchar, compartir y aprender de las experiencias de los demás. Esta faceta de su vida, que antes no era tan prominente, se ha convertido en uno de los aspectos más enriquecedores de su vocación a la Obra como numeraria auxiliar.

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Lidia, Bolivia: «Pedí ser de la Obra y me dijeron que no»

Yo me llamo Juana Lidia Quispe Maita, soy de la comunidad de Copachilaia. En mi comunidad se ve el lago Titicaca que está aquí, a 4000 metros sobre el nivel del mar, y soy numeraria auxiliar del Opus Dei. Estoy aquí cuidando a mi madre, que está sola, acompañándola y ayudándola en lo que haga falta. Y de cuando en cuando voy a la ciudad.

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