Ing. Francisco Coll Canut, un ciudadano ejemplar

El último 2 de abril de 2023, domingo de Ramos, Francisco Coll, partió a la casa del Padre. A continuación, una semblanza de un hombre que supo sembrar paz y alegría entre los que menos tienen.

El Ing. Francisco Coll Canut nació el 09 de enero de 1935 en el Principado de Andorra, situado en los Pirineos, entre España y Francia, y concluyó sus estudios de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Barcelona. Paco, como le decían sus amigos, fue el primer andorrano del Opus Dei.

El primer contacto que Paco tuvo con el Opus Dei fue el 3 de diciembre de 1937, a la edad de dos años. Ese día san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, ingresó al Bar Burgos (local que regentaban sus padres en aquellos años) durante su travesía por los pirineos escapando de la persecución religiosa que había en España por la guerra civil.

Cuando san Josemaría ingresa al local se acerca al mostrador, donde el ama de la casa tenía en brazos a un bebé de dos años -que era Paco- y que precisamente ese día celebraba su santo. San Josemaría les saludó cariñosamente, cogió a Paco un momento, y le regaló un azúcar que le habían servido con el café. Años más tarde, cuando Paco se hizo fiel del Opus Dei le recordaría a san Josemaría ese episodio, gracias al testimonio de su madre.

Fiel agregado del Opus Dei

Con el pasar de los años, Paco pide la admisión al Opus Dei como fiel agregado y a la edad de 30 años, recibe la propuesta de venir al Perú para implementar un proyecto social de promoción del pequeño agricultor y ganadero en las zonas de Yauyos, Huarochirí y Cañete. Esta iniciativa tiene su origen en “la ilusión del Papa Pío XII de que el Opus Dei, como tal, se hiciera cargo de una circunscripción eclesiástica, era un hecho insólito ya que no coincidía con su finalidad, pero el expreso deseo del Papa hizo que san Josemaría Escrivá aceptara[1].”

Una vez que monseñor Ignacio María de Orbegozo y Goicochea, primer prelado de Yauyos, tomó posesión de la Prelatura (2 de octubre de 1957), se dio cuenta que los pobladores de esas tierras requerían de una formación profesional técnica que les permitiera aprovechar mejor los recursos con que contaban; ante esta necesidad Mons. Ignacio solicita a san Josemaría que envíe a laicos del Opus Dei para que ayuden a sacar adelante un proyecto de formación técnica, es así como en 1965 llegan al Perú los ingenieros: Francisco Coll, Luis Báscones, José Alberto Lasunción e Ignacio Benavent; para apoyar el desarrollo de las personas del territorio de la Prelatura de Yauyos.

De España a Yauyos

Esta decisión de Paco, de venir al Perú, le supuso renunciar al puesto de ingeniero en la empresa transnacional alemana SIEMENS, renunció a todos los beneficios que ya había logrado en dicha empresa para embarcarse en un proyecto incierto que buscaba mejorar las condiciones de vida de las personas del mundo rural.

Paco Coll y José Alberto Lasunción difundiendo radio ERPA en los Andes

Ante este reto, Paco nos decía: “Cuando la tarea está dirigida hacia el bien de muchos, reclama de uno, una “obstinada” disposición de esfuerzo, renuncia y superar dificultades”. El proyecto por el cual Paco viene al Perú se llamó “Escuelas Radiofónicas Populares Americanas - ERPA”. Esta iniciativa fue la semilla que más adelante dio como fruto al Instituto Valle Grande, centro de formación profesional técnica que actualmente es un referente a nivel nacional y que tiene como principales beneficiarios a la juventud de Cañete y Yauyos.

Paco tenía la firme convicción que la educación es el instrumento más eficaz para lograr el desarrollo de las personas y los países, por ello ni bien llegó al Perú también asumió la responsabilidad de ser director (1965 – 1966) de la Escuela Normal Superior Mixta de Chincha, institución que formaba a los futuros maestros de los niños y jóvenes de la provincia de Chincha, limítrofe con Cañete. Por esos años, Paco procuraba dar una buena formación y doctrina católica a los futuros profesores.

Radio Estrella del Sur

Con la experiencia adquirida en ERPA, puso en marcha -junto con otros profesionales- en 1975, la Radio Estrella del Sur (hasta el 2003), medio de comunicación que desde su inicio fue una fuente inagotable de transmisión de valores, cultura, conocimientos y además se convirtió en un semillero de formación para muchas personas que hoy en día son directores de varios medios de comunicación y programas periodísticos de la provincia de Cañete.

Paco Coll en radio Erpa

En un encuentro realizado el 27 de diciembre de 2015 con su ex equipo de trabajo les dijo: “el éxito que tuvimos en esta empresa se debió a la cultura de trabajo que logramos construir la cual se sustentó en la paz, unión y el buscar siempre tener un buen nivel profesional. La radio sigue vigente y es un medio importante, es el medio que explota la imaginación de las personas, la televisión es pasiva, la radio es activa, la radio lo único que puede hacer es reforzar actitudes y eso es muy importante porque si le decimos a la gente que tiene que ser buena y honrada, reforzamos la actitud de los honrados, hay que tener sintonía con los honrados y no con los ladrones. Y este es el gran bien que podemos hacer a través de los medios de comunicación.

Servicio al bien común

Paco animaba a muchas personas buenas a participar activamente en los espacios públicos de la sociedad civil, puesto que repetía el dicho del Fundador del Opus Dei de que había que ahogar el mal en abundancia de bien. Dado que Paco siempre enseñaba con el ejemplo ocupó el cargo de regidor provincial durante el periodo 1992 – 1995. Las personas que compartieron con él, el honor de formar parte del consejo provincial, refieren que sus aportes al debate político tenían como principal característica la búsqueda del bien común y el uso eficiente de los recursos públicos.

En este mismo periodo, Paco fue nombrado presidente del directorio de la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Cañete (EMAPA), como presidente impulsó la ampliación del servicio a zonas rurales que no estaban siendo atendidas en ese momento, lo cual mejoró la calidad de vida de muchas familias de condiciones económicas precarias.

El espíritu de servicio de Paco, lo llevó en 1998 a asumir la Secretaría General de Caritas Yauyos (cargo que ocupó hasta el 2014 año en el cual cumplió 79 años). Durante su gestión se pusieron en marcha distintas iniciativas en favor de las personas más necesitadas de la Prelatura, puesto que afirmaba que el grado de humanidad de una sociedad se mide en función de cómo esta trata a las personas más vulnerables: niños no nacidos, niños, mujeres y ancianos. Los proyectos que impulsó reafirmaban esta convicción suya: Implementación del servicio de atención terapéutica para niños y personas con discapacidad. Construcción y puesta en marcha de la cuna-jardín “Divina Providencia”, iniciativa social que presta ayuda a las madres jóvenes que necesitan de un servicio de cuidado de sus hijos recién nacidos y/o pequeños durante su jornada de trabajo. Construcción y puesta en marcha de la casa hogar “Ciudad de los Niños”, espacio que brinda protección y cuidado a niñas huérfanas y/o abandonadas de la provincia. Construcción y puesta en marcha del colegio María Enriqueta Dominici, quien brinda servicios de cuna, educación inicial y primaria a familias de bajos recursos económicos. Durante el terremoto de 2007, bajo su liderazgo se gestionó una serie de proyectos de ayuda en emergencia: reconstrucción de casas, aseguramiento de alimentación, etc.

Con esta iniciativa empresarial ayudÓ a muchas familias a contar con servicios básicos de agua, desagüe y electricidad

Paco fue una persona que, hacia un ruido de 3, pero que rendía como 300, además sabía sacar el máximo provecho a los recursos con que contaba; de allí que a toda su labor profesional se sumó el haber puesto en marcha una empresa constructora llamada “FCC Construcciones”. Con esta iniciativa empresarial ayudó a muchas familias a contar con servicios básicos de agua, desagüe y electricidad, así lo pueden atestiguar las personas de los centros poblados de Cantagallo y Montalbán.

Esta empresa también fue de mucha ayuda para la labor pastoral de la Prelatura de Yauyos, ya que ayudó a construir y remodelar: conventos, iglesias y locales donde se llevaban a cabo actividades catequéticas. Paco se solía complicar la vida por el bien de los demás, las recompensas que obtuvo fueron muchas veces de tipo espiritual, tal es el caso que afirmaba que él era el único miembro del Opus Dei que tenía la dicha de que todo un convento de monjas de clausura rezaba por su alma.

La amistad y la alegría como una ocasión para el apostolado

Como buen hijo de san Josemaría, Paco santificaba su trabajo profesional, se santificaba en el ejercicio de su profesión y santificaba a otros

Como buen hijo de san Josemaría, Paco santificaba su trabajo profesional, se santificaba en el ejercicio de su profesión y santificaba a otros a través de las relaciones sociales que establecía con las personas que interactuaban con él en los distintos proyectos que puso en marcha en su vida. Muchas veces terminaba una larga jornada de trabajo indicándole a ese compañero suyo que iba a rezar por él y su familia.

Una característica notoria de la personalidad de Paco es la alegría que irradiaba a los demás. Siempre tenía la frase precisa para levantar el ánimo a ese amigo suyo que la estaba pasando mal, por ejemplo, cuando el problema era de tipo económico le decía: “yo tengo también el mismo problema que tú, por eso cuando esté próximo a morir, te tienes que acercar y decirme al oído, Paco te acabamos de subir el sueldo a US$ 5,000 al mes, de esta manera podré morir feliz”. Luego de la broma venía el consejo sesudo, por ejemplo, en primer lugar, no rehuir a los problemas, luego pensar para identificar la causa del desbalance y finalmente plantear un plan de acción factible de implementar.

Otra faceta de Paco bien conocida era el de ser un buen maestro espiritual, particularmente tuve la dicha de recibir consejos suyos muchos años, la sabiduría que tenía era propia de un gran humanista y de una persona enamorada de Dios. Recuerdo que una ocasión al encontrarme agobiado por los preparativos de mi boda, me dijo: “Joel no te agobies por esto, es verdad que la organización de este día especial supone esfuerzo y gastos, pero ten presente que uno se casa una sola vez en la vida y además éste será el día más especial de tu futura esposa, por lo que si debes endeudarte para terminar con esta angustia hazlo, será la mejor inversión que hagas en tu vida”, después de ese consejo llegó la paz. En mi condición de director ejecutivo de Valle Grande, muchas veces enfrenté situaciones complicadas y cuando la salida se tornaba difícil acudía a Paco por un consejo.

En una ocasión al ver como en el Instituto no podíamos terminar de cumplir con las metas que nos habíamos propuesto acudí a Paco, y él me dijo: “Joel, con estos bueyes que tienes, debes de arar. Ten presente que no existe subordinados malos, lo que hay son jefes incompetentes. Tienes el deber con esas personas que dependen de ti de hacerlos crecer profesional y humanamente, sólo así lograrán lo que se han propuesto y mucho más. No pierdas de vista que san Josemaría cuando estuvo aquí en Valle Grande en 1974 vio y entrevió el gran bien que se hace y que se iba a hacer en el futuro, tenemos una responsabilidad enorme para con todos esos jóvenes que van a venir a formarse en estas aulas”. Después de estas palabras volvía otra vez la paz.

Paco, estando jubilado, y hasta cuando le dieron las fuerzas, dedicaba mucho de su tiempo a colaborar con las actividades apostólicas, entre ellas el atender a amigos, cooperadores y otros miembros del Opus Dei en el valle de Mala, a 45 minutos de Cañete. También viajaba en algunas oportunidades a Ayacucho para atender retiros mensuales.

Matías, uno de los primeros supernumerarios de Mala, recuerda las orientaciones que le daba Paco para el crecimiento de su vida espiritual: “Oye zambito, no te olvides que la sinceridad es la clave en la lucha de nuestra santidad”, con esta frase recordaba que en la lucha por la santidad personal iba a tener caídas, pero ello no representaba ningún obstáculo siempre y cuando reconozca la falla, pida perdón (en la confesión) y siga perseverando por ser mejor cada día.

Paco fue un hombre que siempre supo sembrar paz y alegría alrededor suyo y que gastó su vida “exprimido como un limón” para mostrarnos que es posible vivir una vida plenamente cristiana en medio del mundo.

Si pudiéramos resumir la vida de Paco, las personas que tuvieron la dicha de tratar con él, dirían que Paco fue un hombre que siempre supo sembrar paz y alegría alrededor suyo y que gastó su vida “exprimido como un limón” para mostrarnos que es posible vivir una vida plenamente cristiana en medio del mundo.

¡Gracias Paco por el ejemplo de vida que nos dejas y los consejos que nos diste a lo largo de tus 58 años de vida en san Vicente de Cañete!

[1] Respuesta del Ing. Francisco Coll a la pregunta de ¿por qué nace Valle Grande?

Joel Anaya