24 fieles del Opus Dei han recibido la ordenación sacerdotal en la basílica de Sant'Eugenio (Roma) de manos de Monseñor Ricardo García, obispo de la prelatura de Yauyos-Cañete-Huarochirí (Perú). El Prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, participó en la ceremonia desde el presbiterio, e impuso las manos a los nuevos sacerdotes después del obispo consagrante.
Dos ecuatorianos son parte del grupo de nuevos presbíteros, se trata del ingeniero civil Felipe Román y del licenciado en comunicación, Andrés Cárdenas. Los dos son exalumnos del colegio Intisana, y también trabajaron en la misma institución.
Andrés Cárdenas Matute, de 32 años. Tras sus estudios de periodismo en la Universidad Hemisferios, trabajó desde Quito en medios de prensa escrita y en algunas revistas de carácter regional, sobre todo en el sector de la cultura. Nos cuenta que: "Como sacerdote me ilusiona poder transmitir a muchas personas mi experiencia de la presencia de Dios, sobre todo en la Eucaristía, pero también en la vida ordinaria, dándonos una auténtica paz.”
Felipe Román, de 57 años, es el mayor del grupo que recibió este año el sacramento del Orden Sacerdotal. Toda su vida la dedicó a la formación de la juventud en Quito y en Guayaquil. Trabajando en colegios e impulsando los clubes juveniles donde cientos de chicos recibieron formación cristiana. Impulsó también diversos servicios sociales para ayudar a los más necesitados. Sobre su ordenación señala que "el entusiasmo, la alegría y los grandes ideales que se siente son tan contagiosos que a veces me parece que vivo en el cielo”.
Aunque la delegación ecuatoriana a Roma fue muy numerosa, para los parientes y amigos que no pudieron viajar se hizo la retransmisión de la ceremonia en la Residencia Universitaria Ilinizas, donde pudieron participar y dar gracias a Dios por este regalo del cielo. Al final recibieron la primera bendición de Felipe por Zoom.
El Prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, al final de la ceremonia, les exhortó: Queridos nuevos sacerdotes: ¡enhorabuena! Hoy habréis experimentado de manera especial la cercanía de Dios. Su bondad es inmensa, y sigue otorgándonos tantos bienes. El sacerdocio es un don maravilloso para vosotros y para toda la Iglesia, que nos puede animar a vivir aquello que recomendaba san Josemaría: “que permanezcamos siempre en acción de gracias”.