EN LA FIESTA LITÚRGICA DEL BEATO JOSEMARÍA

Dos mil asistentes en Quito, mil quinientos en Guayaquil. Las misas en honor del beato Josemaría en ambas ciudades congregaron a un gran número de devotos del Fundador del Opus Dei y fieles de la Prelatura. En la capital, Mons. Terán señaló que, al hablar de una santidad de todos en la Iglesia, el beato Josemaría se refiere a la Iglesia tal como el Concilio quiso verla: de cara al mundo. En Guayaquil, Mons. Larrea destacó que la difusión de la Obra y los admirables frutos de santidad que ha producido ...

La catedral del Guayaquil, durante la Santa Misa en honor del beato Josemaría, el pasado 26 de junio.

...en todo el mundo ya eran en 1975 un motivo suficiente para tener la convicción de la santidad de su Fundador.

En la Catedral de Quito, Primada del Ecuador, Mons. Julio Terán Dutari, S.J., Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis, presidió la concelebración eucarística en la festividad litúrgica del beato Josemaría Escrivá, el miércoles 26 de junio. Asistieron cerca de dos mil personas.

En su homilía, Mons. Terán señaló que “al hablar de una santidad de todos en la Iglesia, el beato Josemaría se refiere a la Iglesia tal como el Concilio quiso verla: de cara al mundo; una Iglesia vivida desde los hombres y las mujeres comunes y corrientes, y estos son ante todo las personas laicas (...). Juan Pablo II, en referencia a la misión peculiar del Opus Dei, que se inserta en la figura de una Prelatura personal prevista por el Concilio, subraya la importancia de esa ‘convergencia orgánica de sacerdotes y laicos’, como ‘uno de los campos privilegiados en los que tomará vida y se consolidará una pastoral inspirada en ese dinamismo nuevo al que todos nos sentimos impulsados luego del Gran Jubileo’”

Al terminar su homilía, Mons. Terán recordó que la Prelatura del Opus Dei “se une a cada Iglesia particular en esta misma comunión de caridad y servicio, abriendo en esta forma nuevas sendas, aún inexploradas en muchos aspectos, para que la Iglesia toda se realice como comunidad de personas en torno a la única Persona que nos salva y santifica al mundo: Jesucristo”. Por ello, agregó, “queremos acabar pidiendo que por intercesión del beato Josemaría esta misma gracia se derrame sobre nuestra Iglesia particular de Quito, visitada ya en persona por el beato, Iglesia en la que el Opus Dei está presente con su actualísimo carisma desde hace medio siglo (...). Al transmitir a todos los miembros y cooperadores de la Prelatura la gratitud de esta arquidiócesis de Quito, pidamos que a ella misma en la comunión eclesial de todos sus hijos, le alcance la gracia que tanto imploraba este apóstol de la vida ordinaria llevada en comunión eclesial por la fe y la caridad de Cristo: ‘En las intenciones, sea Jesús nuestro fin; en los afectos, nuestro Amor; en la palabra, nuestro asunto; en las acciones, nuestro modelo’. Así sea”.

En la Catedral de Guayaquil, Mons. Juan Larrea Holguín presidió una solemne concelebración eucarística en la festividad litúrgica del beato Josemaría Escrivá, cuya imagen adorna el retablo de una de las capillas laterales del principal templo guayaquileño. Asistieron cerca de mil doscientas personas.

En su homilía, el prelado recordó que “al dejar este mundo, el beato Josemaría podía ya contemplar el Opus Dei extendido en los cinco continentes e integrado por personas de toda raza, lengua y condición, de numerosos países, muchos de los cuales nunca conoció directamente. En estos treinta años posteriores se ha completado, con igual ritmo que en vida del Fundador, la expansión de la Obra por nuevas naciones del norte de Europa, del Báltico, del antiguo mundo comunista, del África, del cercano, medio y extremo Oriente (...), llegando incluso al corazón mismo del Asia. Son innumerables las obras educativas, culturales, sociales, de promoción humana, de las más variadas obras de caridad promovidas por los fieles del Opus Dei (...) todas ellas inspiradas en el mismo espíritu de servir por amor. Pero, como señalaba nuestro Fundador, esas obras (...) solamente tienen el valor de instrumentos y no son lo más importante en la Obra, sino que lo principal consiste en el apostolado personal de cada uno de los fieles, llamado a ser sal y levadura en su propio ambiente, según la enseñanza del Evangelio”

Más adelante, Mons. Larrea agregó que “la difusión de la Obra y los admirables frutos de santidad que ha producido en todo el mundo eran motivo suficiente para tener la convicción de la santidad de su Fundador”. Luego de hacer un breve recuento del proceso de canonización del beato Josemaría, Mons. Larrea agregó que “tenemos la garantía que dan las solemnes declaraciones del Vicario de Cristo, las mayores y mejores pruebas de la santidad del Fundador del Opus Dei, y la certeza de que siguiendo sus enseñanzas y ejemplos estamos ‘sirviendo a la Iglesia como la Iglesia quiere ser servida’, según solía decir, y por lo tanto agradamos a Dios y no nos ha de faltar su gracia y la protección de su bendita Madre -que especialmente imploramos- para vivir con fidelidad nuestra condición de hijos de Dios, llamados por el bautismo a ser santos”.