Mariana reflexiona sobre cómo su experiencia con la fotografía le permitió entender que la vida se compone de contrastes hechos de luces y sombras: "Ahora esto me ayuda a ver, por ejemplo, las crisis personales y familiares, o institucionales como algo que quizás se da por perdido, pero de repente se puede transformar y dar mucha vida o aprender de lo que quizás uno está por tirar o de lo que no le da valor". En la jardinería, explica, ocurre algo parecido: "todo esto que parecía basura se va transformando en tierra".

“A veces cuesta tomar decisiones libres porque uno tiene que saber preguntarse, no dejarse condicionar por uno mismo”

Su decisión de quedarse en su ciudad natal tras vivir un tiempo en otras ciudades del país y en Italia, estuvo motivada, en parte, por el deseo de acompañar a su madre, quien sufrió un accidente cerebrovascular: "Mi mamá había ido a un retiro mensual y ahí le dio un ACV", recuerda. Su madre, que es supernumeraria, siempre había rezado para que alguno de sus hijos tuviera vocación dentro de la Iglesia: "Mis hermanos me decían que me tocaba a mí, que yo era la más rebelde en ese sentido, y yo decía, ni loca". Cuando finalmente se decidió a pedir la admisión al Opus Dei, su madre le dio una gran libertad: "Fue la primera que me lo hizo pensar mucho. Me dijo: ¿estás segura? ¿Estás segura que querés eso? Sos libre. No sentí presión de parte de ella".

Para Mariana el Opus Dei representa un pilar fundamental, ya que "lo hago vida en todo lo que voy haciendo, en cada paso que voy dando". Aunque tuvo la posibilidad de regresar a Buenos Aires, decidió permanecer en Salta porque "lo veo súper conveniente". Destaca la importancia de tomar decisiones con libertad y conciencia: "A veces cuesta tomar decisiones libres porque uno tiene que saber preguntarse, no dejarse condicionar por uno mismo". Para ella, equivocarse es parte del proceso: "Me equivoqué un montón de veces, me golpeé mucho, pero de eso se trata la vida, ¿no? Como que perfectos no somos nadie".

Al reflexionar sobre su presente, reconoce que "no me esperaba que iba a pasar esto al venir a Salta". Sin embargo, considera que todo ha sido parte de la providencia divina: "Dios sabe porqué hace las cosas". Acompañar a su madre en esta etapa final le ha permitido sentir la presencia de Dios de manera profunda: "Cuando vengo aquí siento la presencia de Dios súper viva cuando estoy con ella. Jesús dijo que Él está en las personas más vulnerables, como los niños, los enfermos, entonces estar acá ayuda a estar más cerca de Dios". Y concluye, refiriéndose a su madre: "Digo es culpable desde el inicio y sigue siendo culpable de acercarme a Dios".