
Mi devoción a Ernesto comenzó con un documental
«Yo le pido al Señor que me dé vida porque he trabajado muy poco», decía en una ocasión el Siervo de Dios Ernesto Cofíño. Hoy su ejemplo sigue contagiando a tantas personas que quieren ser santas.
«Yo le pido al Señor que me dé vida porque he trabajado muy poco», decía en una ocasión el Siervo de Dios Ernesto Cofíño. Hoy su ejemplo sigue contagiando a tantas personas que quieren ser santas.
Parecía que no iba poder recoger a mis hijos en el colegio porque había mucho tráfico, me estaba quedando sin gasolina y no tenía dinero.
Un amigo nos animó a pedir la intercesión del Dr. Ernesto Cofiño. Unos meses más tarde, recibimos la feliz noticia de que mi esposa estaba embarazada.
Contra todo pronóstico empezó a mejorar su salud después de un mes muy grave en terapia intensiva.
Después de cuatro años de matrimonio conseguimos que llegara un embarazo que no estuvo exento de problemas. Gracias a la intercesión de Ernesto Cofiño, hoy nuestra hija Catalina está perfectamente.
Gracias a la intercesión del Dr. Cofiño, ella tuvo una segunda oportunidad para vivir.
No tenían dónde pincharme, pues mis venas no se ven, son muy finas y se rompen con facilidad.
Me hice una radiografía y uno de mis pulmones estaba completamente negro, lo había perdido.
Tenía una insuficiencia renal grave y debía someterse a la diálisis.
Un amigo mío debía hacer un examen para acceder a una plaza en un hospital.
Debía examinarme de una prueba muy dura y tenía poco tiempo para prepararme.
«El domingo 13 de agosto, por la mañana me llamaron por teléfono y ‒suelo usar el auricular del lado izquierdo‒ para mi sorpresa, no escuchaba nada...». Así relata una mujer panameña un favor, que atribuye a la intercesión de Ernesto Cofiño.