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Jillian, Singapur: «Cambié mi forma de ver las cosas»

Jillian tiene 26 años y es de Singapur. Atraída por la alegría que veía en los demás, encontró su vocación en el Opus Dei. “Veo la vida con nuevos ojos, encontrando a Dios en el trabajo diario y en los sencillos actos de amor.”

En singular

Mark Lee, Singapur: “Tardé 30 años en decirle que sí a Dios”

Mark conoció el Opus Dei en los años 90, pero durante décadas dudó en darle un sí a Dios, convencido de que no estaba preparado. Finalmente, un retiro le ayudó a darse cuenta de que Dios no llama a los perfectos, sino que ayuda a crecer en santidad a los que llama. Hoy, como esposo, padre y gestor de carteras, encuentra alegría en la oración, fortaleza en su trabajo y más presencia con su familia y quienes le rodean.

En singular

El camino hacia la fe: desde el Camino de Santiago hasta Singapur

Reproducimos el testimonio de conversión al catolicismo de Cuiwen, una mujer de Singapur cuyo camino de fe atravesó varios credos, un viaje para hacer el Camino de Santiago y el libro Camino, del fundador del Opus Dei.

«Mónica, ¿eres tú, mi hermana?»: una historia tras 62 años

Después de más de seis décadas, Mónica —una madre de familia en Singapur y supernumeraria del Opus Dei— descubre algo nuevo sobre su familia. Lo que parecía una coincidencia termina revelando la delicada forma en que la providencia de Dios puede actuar a lo largo del tiempo.

El Prelado, en Singapur, Taiwán y Corea

Mons. Javier Echevarría ha realizado un viaje pastoral a Singapur, Taiwán y Corea. La labor apostólica del Opus Dei inició de manera estable en 1982, 1985 y 2009, respectivamente.

Voluntarios asiáticos ayudan en un orfelinato de Tailandia

Un grupo de más de 20 estudiantes de Taiwan, Indonesia y Singapur han pasado recientemente dos semanas en un campo de trabajo en Mae Sot (Tailandia), para mejorar y ampliar las instalaciones del orfelinato “Holy Infant”.

Iniciativas

Un camión de basura en Singapur

Agustine explica en este artículo que “jugaba a las cartas, apostaba en las carreras y gastaba todo lo que cayera en mis manos” hasta su conversión espiritual, que le ayudó a “abandonar el juego, lograr un trabajo estable, tener hijos y rezar el rosario a diario.”