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La teología del borrico

Hay cientos de animales más hermosos, más hábiles y más crueles. Pero Cristo se fijó en él. Nuestro Señor estima la alegría de un corazón mozo, el paso sencillo, la voz sin falsete, los ojos limpios, el oído atento a su palabra de cariño. Así reina en el alma.

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Un borrico fue mi trono

"Cuando se acerca el momento de su Pasión, y Jesús quiere mostrar de un modo gráfico su realeza, entra triunfalmente en Jerusalén, ¡montado en un borrico! Estaba escrito que el Mesías había de ser un rey de humildad", escribe san Josemaría.

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