La Iglesia es Madre
"¡Cuánto consuelo suscita en nuestro corazón esta certeza! La Iglesia es verdaderamente una madre y, como una mamá, busca el bien de sus hijos, sobre todo de los más alejados y afligidos, hasta que no encuentre su plenitud en el cuerpo glorioso de Cristo con todos sus miembros." Papa Francisco, Audiencia General miércoles 11 de diciembre de 2013.
Cristo en la cumbre de las actividades humanas
A esto hemos sido llamados los cristianos, ésa es nuestra tarea apostólica y el afán que nos debe comer el alma: lograr que sea realidad el reino de Cristo, que no haya más odios ni más crueldades, que extendamos en la tierra el bálsamo fuerte y pacífico del amor.
Ser contemplativos en medio del mundo
Persuadíos de que no resulta difícil convertir el trabajo en un diálogo de oración. Nada más ofrecérselo y poner manos a la obra, Dios ya escucha, ya alienta.
La mujer en la vida social
También en esos sectores puede dar la mujer una valiosa contribución, como persona, y siempre con las peculiaridades de su condición femenina; y lo hará así en la medida en que esté humana y profesionalmente preparada.
4º misterio glorioso: La Asunción de la Virgen María
Comentarios del fundador del Opus Dei sobre esta escena de la vida de la Virgen María.
La Asunción de la Virgen
Todos somos sus hijos; ella es Madre de la humanidad entera. Y ahora, la humanidad conmemora su inefable Asunción: María sube a los cielos, hija de Dios Padre, madre de Dios Hijo, esposa de Dios Espíritu Santo. Más que Ella, sólo Dios.
Sacerdote, sólo sacerdote
La Iglesia necesita –y necesitará siempre– sacerdotes. Ser cristiano –y de modo particular ser sacerdote; recordando también que todos los bautizados participamos del sacerdocio real– es estar de continuo en la Cruz.
Formación, tarea de siempre
Textos de san Josemaría sobre la necesidad de profundizar en las verdades de la fe católica.
¿Qué es y cómo se vive el desprendimiento?
Se lee en el Evangelio de Lucas: "A otro le dijo: Sígueme. Pero éste contestó: Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre. Y Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios. Y otro dijo: Te seguiré, Señor, pero primero permíteme despedirme de los de mi casa. Jesús le dijo: Nadie que pone su mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios".
La educación de los hijos
Procurad que los niños aprendan a valorar sus actos delante de Dios. Dadles motivos sobrenaturales para que discurran, para que se sientan responsables; y no les mostréis desconfianza.