Todos deseamos una felicidad que dure para siempre

Alberto Garnique De la Barrera, de 31 años, abogado por la Universidad de Piura, recibió la ordenación sacerdotal en Roma, este 8 de mayo de manos del Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría.

Alberto Garnique De la Barrera

Alberto hizo sus primeros estudios en el Colegio Santa Rosa de Sullana, de los hermanos maristas. Luego, estudió en la Universidad de Piura, egresando de las aulas de la Facultad de Derecho en el 2002. Se desempeñó profesionalmente como asistente legal de la Asociación Civil Piura 450, promotora de los Colegios de Aplicación de la UDEP de Piura y Chiclayo. También trabajó en el área legal de la EPS Grau, Piura; en el Instituto Geofísico del Perú de Lima y en AFP Horizonte.

Posteriormente, se licenció en Teología en la Universidad de Navarra en el 2009, en la especialidad de Sagrada Escritura. Actualmente prepara su tesis doctoral sobre un pasaje de la Epístola de San Pablo a los Corintios (1 Co 15, 26).

  • ¿Qué significa para usted el hecho de ser ordenado sacerdote?
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    Una gran alegría y una gran responsabilidad. Que Dios quiera servirse de mi voz y de mis manos para perdonar y para hacerse presente en la Eucaristía es algo muy grande. Además, la ordenación sacerdotal me llega en un año dedicado a pedir por los sacerdotes: espero que la oración de todos me ayudará a ser, con la gracia divina, un buen administrador de los bienes de Dios.

  • ¿Qué le dijeron sus padres o hermanos cuando les comunicó que sería ordenado sacerdote?
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    Se pusieron muy contentos y dan muchas gracias a Dios. Es uno de los mayores regalos que el Señor puede hacer a una familia: la vocación de uno de sus hijos. Desde que recibieron la noticia, me han manifestado su alegría de muchos modos. Además, mis padres decidieron hacer un esfuerzo económico para poder acompañarme en ese momento tan importante de mi vida.

    Mons. Echevarría, Prelado del Opus Dei, ordenó a los presbíteros

  • Como sacerdote podrá perdonar pecados. En muchos lugares se va perdiendo el sentido del pecado. ¿Por qué hay que confesarse?
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    En algún momento de la vida todos sentimos la necesidad de pedir perdón y de ser perdonados, porque, queriendo o sin querer, ofendemos a los demás y podemos ofender también a Dios. La Confesión es el medio que el Señor pone a nuestro alcance para recibir el perdón divino. Y esto, totalmente garantizado, las 24 horas del día, cuántas veces queramos... ¡cómo no nos ha de llenar de paz!

    En una película reciente (“Invictus”), aparece Nelson Mandela animando a un integrante de su seguridad personal a que perdone. Sólo con el perdón podría hacerse realidad su intento por unir dos bandos en Sudáfrica que parecían irreconciliables: “el perdón libera el alma y disipa todos los miedos”, le dice. Y es verdad: la lógica del perdón tiene ese efecto en el alma.    

  • Usted está terminando de elaborar una tesis doctoral sobre la Sagrada Escritura ¿Cuál es el tema exactamente?
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    Es sobre un pasaje de la carta primera de San Pablo a los Corintios (1 Co 15, 26) que es un canto de esperanza: Cristo ha destruido la muerte, y su resurrección garantiza a los cristianos su resurrección futura. 

    Esta enseñanza tuvo un fuerte impacto entre los primeros cristianos, como se pone de manifiesto en el estudio que he realizado, pero también sigue siendo actual. Hay un episodio en un libro de literatura muy popular en los últimos años (“Harry Potter y las reliquias de la muerte”), en el que el protagonista, después de encontrar la tumba de sus padres, lee la siguiente inscripción: “El último enemigo que debe ser destruido es la muerte”. Esta frase le produce una cierta inquietud, pues no entiende correctamente su significado. Su acompañante le explica uno de sus posibles sentidos: significa vivir más allá de la muerte, vivir después de la muerte. Esta vida se termina antes o después, y todos deseamos una felicidad que dure para siempre, que no se acabe.

  • ¿Por qué es importante leer la Biblia?
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    Ordenación sacerdotal en Basílica de San Eugenio

    Leer la Biblia es importante porque cuando la leemos con la fe de la Iglesia conocemos a Dios y nos conocemos a nosotros mismos. No hay ningún otro libro que nos ayude mejor a descubrir el sentido de nuestra vida y  cuál es el camino para alcanzar la fidelidad: seguir a Jesucristo y aprender de él a tratar a Dios y a los demás.

  • ¿Qué representa para usted la figura del Papa?
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    El Papa es un verdadero padre de esta gran familia que es la Iglesia, y por eso es también un signo de unidad entre los cristianos. Tuve la suerte de vivir en Roma cuando falleció Juan Pablo II y fue elegido Benedicto XVI. Allí se palpaba ese cariño de familia y se hacía patente la unidad: acompañando el sufrimiento silencioso y lleno paz de Juan Pablo II en sus últimos días y al Cónclave que eligió, bajo la guía del Espíritu Santo, al Papa actual. Miles de personas de todo el mundo unidas en la oración y el cariño de familia. Más que un “boom mediático” fue una manifestación impresionante de la unidad de la Iglesia. Es un buen ejemplo de cómo podemos unirnos –con el afecto y con la oración– a la persona e intenciones del Santo Padre.