"Vale la pena ser generosos con Dios”

Lima es una ciudad conocida por su cielo nublado. Sin embargo, el viernes 2 de agosto, poco antes de que comenzará el encuentro de monseñor Fernando Ocáriz con los jóvenes, salió el sol.

Para los peruanos, el sol tiene mucho valor. De hecho, nuestros ancestros los Incas tenían como divinidad al Sol, que era crucial para el cultivo de la tierra. Ese mismo sol brillaba sobre 400 jóvenes que asisten a actividades de formación del Opus Dei.

De camino a la tertulia, Juan Pablo, un amigo del colegio que hace un año ha terminado la carrera de medicina, me comentaba que agradecía a Dios que él estuviera aquí. Normalmente, por motivos de su trabajo, Juan Pablo suele vivir tres meses en Turquía y luego otros tres en Lima. Por un imprevisto del trabajo, tuvo que volver al Perú antes de que se cumplieran los tres meses. Fue en ese momento que recibió mi mensaje invitándolo a la tertulia.

A las 4:30 pm el Padre llegó. Emilio le dio la bienvenida y recordó que hace 50 años san Josemaría había estado en ese mismo lugar. El Padre comenzó hablando sobre la virtud de la fortaleza y la templanza al usar las tecnologías, sabiendo tener una mirada cristiana al mismo tiempo.

La tertulia fue en la Casona Pardo, Centro Cultural de la Universidad de Piura. 50 años atrás san Josemaría estuvo en el mismo lugar.

Juan José le contó que tenía un hermano en el seminario y le pidió oraciones por él y por todos los seminaristas del mundo. Además, le contó como toda su familia, sus padres y hermanos, se habían acercado a la Obra.

Luego José, le pidió que hablara del celibato apostólico. El Padre comentó que el celibato puede parecer aparentemente un sacrificio, pero —sobre todo— es un don dado por Dios. Si no incluimos a Dios en nuestra vida, mucho puede parecer un sacrificio, incluso el matrimonio implica sacrificio, sacar adelante una familia es algo que tiene muchas dificultades, y alegrías. Pero, “Cuando incluimos a Dios, los matrimonios no solamente se aguantan, sino se quieren”.

“No habrá seguridades absolutas, como cuando uno elige a una pareja, no se está seguro de que la decisión es perfecta, pero el Señor nos da la gracia. Vale la pena ser generoso con Dios, Él nos dará el premio mayor”.

El Padre hizo referencia a Jesucristo como perfecto hombre y a la Virgen como perfecta mujer, ella es madre, pero a la vez es Virgen. También comentó que para discernir la vocación al celibato uno se puede preguntar qué quiere Dios de mí. “No habrá seguridades absolutas, como cuando uno elige a una pareja, no se está seguro de que la decisión es perfecta, pero el Señor nos da la gracia. Vale la pena ser generoso con Dios, Él nos dará el premio mayor”.

Continuó la tertulia con Jorge Mario, quien le contó que estaba cursando el último año de medicina en la Universidad de Piura y veía a diario varios pacientes. Le preguntó cómo acercarlos a Dios. El Padre dijo que lo primero, como para todo, es rezar por ellos. Que rezar por cada persona, ayudándola a ofrecer su sufrimiento que vale mucho delante de Dios. "Todo es posible acudiendo a la gracia de Dios”.

El Padre recibió un obsequio del colegio Alpamayo, una escultura figurativa de san Josemaría.

Entre las preguntas, unos jóvenes del Club Costa cantaron la canción “Alma, Corazón y Vida”, recordando que en 1974 se la habían cantado a san Josemaría y luego, las dos veces que vino don Javier al Perú, también lo habían hecho.

Rafa y Mario le entregaron al Padre una polera del Club Costa que llevaba su nombre en la parte de atrás. Luego, Pietro le obsequió el Turrón de Doña Pepa, un postre típico de Perú que tiene un origen ligado a la devoción al Señor de Los Milagros.

Hacia el final, Karim le contó al Padre que este último año se ha involucrado más ayudando en las actividades del Club Saeta, lo que le ha ayudado a acercarse a Dios. Le preguntó cómo distinguir las ideas propias de lo que Dios nos quiere decir en la oración.

Karim le cuenta al Padre que participa en el Club Saeta
“Es importante tener apertura de alma para sentir las inspiraciones de Dios”.

El Padre empezó su respuesta hablando del Evangelio, donde Jesús nos habla a nosotros. A veces son ideas nuestras, de las que se vale la Providencia. “Es importante tener apertura de alma para sentir las inspiraciones de Dios”.

Franklin Octavio le contó que se había criado en Cañete, donde aprendió a tocar el cajón, un instrumento musical de origen afroperuano. Compartió una historia familiar y para acabar el encuentro tocó una canción que había compuesto, titulada el analfabeto que se puede escuchar y leer aquí.

A las 5:30 pm la tertulia acabó.