La homilía estuvo marcada por palabras centradas en los pueblos originarios y un llamado a la unidad y a la no violencia.
En sus palabras, el Papa agradeció la posibilidad de estar en ese lugar y realizó un especial saludo al pueblo mapuche. "Quiero detenerme y saludar de manera especial a los miembros del pueblo Mapuche, así como también a los demás pueblos originarios que viven en estas tierras australes: rapanui, aymara, quechua y atacameños, y tantos otros".
Francisco también destacó hechos ocurridos en el aeródromo, señalando que se trata de un lugar "en el cual tuvieron graves violaciones de derechos humanos. Esta celebración la ofrecemos por todos los que sufrieron y murieron, y por los que cada día llevan sobre sus espaldas el peso de tantas injusticias". Fue en ese instante donde pidió un minuto de silencio por quienes sufrieron.
Así, reiteró en varias oportunidades los llamados a dejar atrás las diferencias y privilegiar la unidad. "Una de las peores amenazas que golpea y golpeará a los suyos y a la humanidad toda será la división y el enfrentamiento, el avasallamiento de unos sobre otros (...) Hoy nos queremos agarrar a esta oración de Jesús (...) que también nosotros seamos uno; no permitas que nos gane el enfrentamiento ni la división".
Agregó que "nuestros pueblos necesitan que nos escuchemos, pero principalmente que nos reconozcamos, que no significa tan sólo recibir información sobre los demás (... ) sino de recoger lo que el Espíritu ha sembrado en ellos como un don también para nosotros".
Otro aspecto central del mensaje de la homilía del Papa fue un llamado a la no violencia, planteando que existen dos tipos de violencia que amenazan la unidad: Aquellas palabras o acuerdos que no llegan a concretarse, que terminan "borrando con el codo, lo escrito por la mano", y por otro lado, "la destrucción que terminan cobrándose vidas humanas".
"No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto es lo único que despierta es mayor violencia y división. La violencia llama a violencia, la destrucción aumenta la fractura y separación. La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa. Por eso decimos 'no a la violencia que destruye'".
Por último, llamó buscar "el camino a la no violencia activa 'como un estilo de política para la paz'. Busquemos y no nos cansemos de buscar el diálogo para la unidad".
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Fuente: www.24horas.cl
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