El Cardenal Cipriani mencionó en su homilía que a partir del próximo 28 de junio por decisión del Papa Benedicto XVI se dará comienzo a un Año Paulino, al conmemorarse el segundo milenio del nacimiento del Apóstol de los gentiles. “Es una ocasión muy especial para meditar la vida y doctrina de San Pablo”, expresó.
El Arzobispo de Lima reflexionó sobre el pasaje del Apóstol Pablo en su Epístola a los Romanos: "a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien", y lo enlazó con una jaculatoria que a San Josemaría Escrivá le gustaba repetir: Omnia in bonum!, para indicar que todo lo que nos ocurre es para nuestro bien.
Forjar una personalidad recia
Su eminencia el Cardenal invitó a todos los fieles a atreverse a ser santos, y para eso hace falta tomarnos en serio esta certeza, la llamada a la santidad. Sólo lograremos esta certeza, continuó, y esta convicción sólida si en lo humano procuramos día a día forjar una personalidad recia.
El Primado del Perú animó a todos a ser hombre y mujeres "de una pieza", teniendo una actitud humilde y valiente en las decisiones, estando alegres, porque para ser muy divinos hace falta ser muy humanos.
Recordó la vida santa de San Josemaría. “Un hombre lleno de gozo, de amistad, de cariño, de fortaleza, de inteligencia, de agudeza, de buen humor, que se enamoraba de la lealtad de los hombres y mujeres. Todo esto era un canto de amor y de contemplación a Jesús”.
Cultivar la amistad con Jesús
El Cardenal mencionó que se cultiva la amistad con Jesús en la oración, si acudimos a los sacramentos, especialmente a la Confesión y a la Eucaristía, si rezamos con devoción a los santos. "Así seremos capaces, pero debemos tener siempre la actitud de servir a los demás".
El Pastor de Lima también indicó que el pecado venial deliberado y constante se come el ardor y la ilusión por la santidad. Es el mayor enemigo en el apostolado. Manifestó que esos deseos de santidad, ese amor que no pasa, esa entrega que no envejece, es una llamada hoy a todos nosotros, que puede estar sonando esa campana en el corazón de cada uno. “¿Qué esperas? Piénsalo bien, porque San Josemaría vio lo que Dios le pedía y se dedicó a ello con alma, vida y corazón cada instante de su vida”.
Finalmente, el Cardenal Cipriani invitó a los fieles a participar de la Gran Misión de Lima, esfuerzo pastoral emprendido por la Arquidiócesis de Lima que procura una nueva evangelización de los limeño para que así todas las almas conozcan más a Dios, el rostro humano de Dios, Jesucristo; su cuerpo místico, la Iglesia, y vivan esa vida en Cristo a través de los sacramentos; en conclusión, una gran catequesis.