La misa se puede ver en el siguiente enlace de la página de facebook del Centro Cultural Las Eras de Chiclayo, y fue celebrada por el Padre César Corcuera: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=382837...
El padre Jaime Payeras Bujosa nació en Bunyola, Mallorca, el 17 de noviembre de 1934. Durante su etapa universitaria, en Valencia, conoció el Opus Dei y ahí pidió su admisión.
El 14 de agosto de 1960 recibió la ordenación sacerdotal en la ciudad de Madrid. Desarrolló su labor pastoral en Bilbao, Murcia y Cartagena.
En 1975 vino a vivir al Perú. Desde Lima, con viajes periódicos, atendió a sacerdotes de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz en diversas ciudades como Huancavelica, Cusco y Abancay, con quienes cultivó amistades perdurables.
Dos años más tarde fue a vivir a Paucartambo (Cusco), y pocos años después se trasladó a San Vicente de Cañete. Posteriormente volvió a Lima, donde atendió el colegio Salcantay. También vivió unos años en Piura donde trabajó como capellán de los colegios Vallesol y Turicará.
Finalmente, en 2013, volvió a Chiclayo. En 2015 comenzaron los síntomas de un posible alzhéimer, que fue deteriorando su salud, aunque esas circunstancias no impidieron su buen humor y su dedicación a la labor especialmente a través del sacramento de la penitencia. Falleció el 25 de marzo de 2020, fiesta de la Anunciación de la Virgen.
Sacerdote afable, de muy buen trato, cariñoso, siempre alegre, optimista y con un corazón enorme para querer a la gente y hacerse querer. Conversador grato y ameno. Tenía ocurrentes frases llenas de sentido común a las que les sacaba partido sobrenatural en su predicación y consejos sacerdotales.
Por su modo de ser cariñoso y amable, mucha gente quería recibir sus consejos espirituales y especialmente el sacramento de la penitencia.
Por su modo de ser cariñoso y amable, mucha gente quería recibir sus consejos espirituales y especialmente el sacramento de la penitencia. Hasta que le fue posible, salió caminando hacia la catedral de Chiclayo, pasando muchas horas en el confesionario.
Los años vividos en Roma junto a san Josemaría marcaron hondamente su alma; a él le escuchó la invitación de “danzar” por el mundo entero llevando el amor de Dios; con gran fervor de almas el padre Jaime “danzó” por todo el Perú, cultivando amistades perdurables con muchas almas y ayudándolas a cultivar la amistad con Jesucristo.