“La fraternidad es fuerza para la labor sacerdotal”

El lunes 5 de agosto, el prelado del Opus Dei visitó San Vicente de Cañete donde se reunió con más de un centenar de sacerdotes provenientes de diferentes diócesis del Perú.

En el santuario de Nuestra Señora, Madre del Amor Hermoso, Monseñor Ricardo García, obispo de la Prelatura de Cañete, Yauyos y Huarochirí, recibió al Prelado, y rezaron juntos un responso en la cripta del santuario, donde reposan los restos de una docena de sacerdotes que han trabajado en ese lugar. 

A continuación, en el auditorio del Santuario sostuvo un diálogo con un centenar de sacerdotes, que recordó un encuentro similar con san Josemaría en la casa de retiros Larboleda en Chosica hace 50 años.

En el estrado había una fotografía panorámica de Lahuaytambo, a más de 3 mil metros de altura, distrito de la Prelatura de Cañete, Yauyos y Huarochirí, que emocionó a más de uno que ha recorrido esos caminos muchísimas veces en su atención al pueblo de Dios.

Unos amores en común: Jesús, la Virgen, la Iglesia

el Padre animó a rezar unos por otros ya que los sacerdotes tienen una misión y unos amores en común: Jesús, la Virgen, la Iglesia.

Para comenzar, Mons. Ocáriz expresó su alegría por reunirse con ellos. El diálogo comenzó con una pregunta, ¿cómo ser fermento de santidad y unidad en el presbiterio?, el Padre animó a rezar unos por otros ya que los sacerdotes tienen una misión y unos amores en común: Jesús, la Virgen, la Iglesia.

Pidió a cada uno luchar contra la comodidad, y a fomentar la esperanza en todo el trabajo sacerdotal: por pequeño que parezca, nada se pierde, pues cada alma vale toda la sangre de Cristo y también dijo que “la fraternidades fuerza para la labor sacerdotal”.

Respecto a la sinodalidad, Mons. Ocáriz mencionó que es un modo concreto de vivir y es una expresión de la unidad en la Iglesia, de caridad si hay esfuerzo empezando por cada uno.

Pidió oraciones por el Papa Francisco y animó a los presentes a trabajar por la unidad en la Iglesia. “Ahora mismo, mientras conversamos, podemos rezar sin palabras. Pedir por el Papa.La comunión de los santos es una realidad maravillosa”, mencionó.

Ser almas de oración y eucaristía

El Padre animó a cada uno de los sacerdotes a ser almas de oración y de eucaristía, a intentar cada día ser sacerdotes fieles a Jesucristo, pues de ahí viene la eficacia apostólica.

El Padre animó a cada uno de los sacerdotes a ser almas de oración y de eucaristía, a intentar cada día ser sacerdotes fieles a Jesucristo, pues de ahí viene la eficacia apostólica. Desarrolló la idea de que en la Eucaristía está toda la fuerza de la Iglesia, por encima de las debilidades humanas nuestras. “La Iglesia es Cristo, con su palabra y los sacramentos”, señaló.

el Padre aconsejó ayudarlos a aprovechar bien el tiempo, a servirse de los medios que ofrece la modernidad para el bien. “tener una actitud muy positiva por el mundo, fomentar la ilusión por el bien”

Ante una pregunta sobre la formación a los seminaristas, el Padre aconsejó ayudarlos a aprovechar bien el tiempo, a servirse de los medios que ofrece la modernidad para el bien. “tener una actitud muy positiva por el mundo, fomentar la ilusión por el bien”.

Un sacerdote le preguntó cómo ayudar a trabajar para que el matrimonio y la familia sean un camino de santidad y cuna de futuras vocaciones.

Mons. Ocáriz aconsejó fomentar la preocupación por preparar mejor la pastoral prematrimonial, dado que muchas separaciones se producen porque han confundido la atracción con el amor. “El amor matrimonial supone darse uno al otro, que es sacrificio y entrega”, dijo.

El Padre alentó a vivir con serenidad la experiencia de la propia limitación y a fomentar el trato de persona a persona, una a una. “ “La amistad es una relación de amor, que conlleva sacrificio y tiempo”.

En un momento de la reunión, los sacerdotes cantaron un par de canciones peruanas muy conocidas: “Contigo Perú” y “Déjame que te cuente limeña”.

Antes de terminar, el Padre pidió a todos tener muy presente en la espiritualidad sacerdotal a la Virgen María, quien como “buena Madre, asegurará nuestro camino de fidelidad y apostolado en el sacerdocio”. Al finalizar dio la bendición a los asistentes, y luego, todos los sacerdotes juntos, se la dieron a él.