En esta entrevista, Juan quien estudió derecho en la Universidad de Piura, nos comenta entre otras cosas, cuál debe ser la actitud de un cristiano en estos tiempos de incertidumbre y de pandemia.
Estamos viviendo el año jubilar de san José, ¿Cómo podemos apoyarnos en san José para ser más fieles en estos momentos de pandemia?
Hay un punto en la Carta Apostólica Patris Corde, en la que el Papa Francisco se refiere a San José como el “Padre de la valentía creativa”. En este punto el Papa destaca que San José se encontró con muchas dificultades en su vida familiar: ir a Belén en un burro a empadronarse en pleno embarazo de María; no encontrar posada para su familia, a pesar de que la Virgen estaba embarazada y a punto de dar a luz al Niño Jesús; huir a Egipto para que no maten al Niño; volver de Egipto y desviarse para ir a Nazaret porque en su ciudad había muchos peligros para su familia, etc.
“Si a veces pareciera que Dios no nos ayuda, no significa que nos haya abandonado, sino que confía en nosotros, en lo que podemos planear, inventar, encontrar”
Ante estas situaciones, ¿Qué hace San José?, no se detiene, ni “baja lo brazos”, ni se queja (y, si se quejó, rectificó), sino que saca adelante a su familia con valentía y creatividad, de hecho, en medio de tanta dificultad sacó adelante a su familia. Es por ello que el Papa nos dice: “Si a veces pareciera que Dios no nos ayuda, no significa que nos haya abandonado, sino que confía en nosotros, en lo que podemos planear, inventar, encontrar”. Dios se fió de San José para sacar adelante a Jesús y María, su familia. Lo mismo pasa con nosotros, Dios se fía de nosotros y nos ayuda para que seamos creativos ante las dificultades.
Que tienen razón porque, a veces, se les ha mostrado un “mensaje” lleno de cargas, de obligaciones, de restricciones, de prohibiciones y no se les ha mostrado a Jesucristo que es hombre como ellos, que tuvo ilusiones como ellos, que tuvo proyectos como ellos, que se divirtió como ellos, que tenía ambiciones como ellos, que es un apasionado de la libertad como ellos, que ama a las personas, las ayuda, las cura, les infunde paz y alegría y, que incluso, da la vida por ellos.
Creo que les animaría a que conozcan bien el verdadero mensaje de la Iglesia católica, este mensaje no es un código, un sms, un vídeo, es una Persona: Jesucristo, humano como nosotros, que tiene sentimientos como nosotros, que se alegra como nosotros, que es libre como nosotros, que tiene ambiciones como nosotros, que sufre como nosotros que ama y da la vida por sus amigos. La lectura meditada del Evangelio nos ayuda, sin duda, a conocer mejor ese rostro amable de Jesucristo, pero, ¡ojo!, cuando digo “meditada” quiero decir, no como quien lee el periódico o una revista de moda o una website llena de links, sino como quien habla con Dios y quiere conocerle más, esto es lo que se llama “oración”, “rezar”, etc.
Vienen a mi memoria unas palabras de Benedicto XVI en la “Carta Encíclica Deus Caritas est”: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. Esa Persona es Jesucristo.
Por tanto, les diría a los jóvenes que conozcan a Jesucristo y que verán lo cercano que es Él con ellos.
¿Cómo podemos ayudar como cristianos a los demás en estos momentos cruciales de dolor e incertidumbre ante el futuro?
Estando a su lado, como decimos coloquialmente “acompañando en el dolor”, pero con una compañía real y efectiva que se traduce, en primer lugar, en rezar por ellos y, en segundo lugar, ayudándoles en lo que esté a nuestro alcance… Por ejemplo, recuerdo que, en los momentos más difíciles de la pandemia, unos jóvenes se agruparon para hacer las compras de las personas ancianas que no podían salir y que no tenían familiares cercanos; otro grupo de jóvenes llevaban comida al personal sanitario que estaba en los hospitales y clínicas, día y noche, atendiendo a las personas de COVID-19; otro grupo de jóvenes colaboraban con las familias proporcionando a sus hijos distracción y diversión, a través de las nuevas tecnologías (juegos online, concursos virtuales, tertulias culturales, etc.); o, simplemente, las llamadas o los mensajes frecuentes en las redes sociales pueden ser una gran ayuda para acompañar a las personas, ¡eso es compañía real y efectiva!.