Edistio: Un legado educativo para el futuro del Perú

Edistio Cámere partió hace poco a la casa del Padre. Un amigo suyo, traza unos recuerdos de él como amigo, maestro y directivo.

Hace un poco más de diez años, por responsabilidades del nuevo puesto que había adquirido me dieron el nombre y la dirección de un señor “que sabía mucho de educación” con el cual tenía que coordinar y despachar unas seis veces cada mes.

Todavía recuerdo la primera reunión que tuve con Edistio, muy cordial, un hombre ya con prestigio en el mundo educativo, recibía en su despacho, en ese entonces, a un joven coordinador de una red de trece colegios. Conversamos cerca de tres horas de diversos temas, entre educativos, familiares, de realidad nacional. Cada encuentro con el era así…abordaba un problema para dar una solución creativa y no quedándose en el árbol, más bien viendo el bosque, como decía.

siempre dispuesto a darse un tiempo para escuchar a todos

En las ocasiones que lo acompañé a encuentros que promovíamos con profesores me llamaba mucho la atención porque siempre tenía un detalle con cada profesor al momento del saludo, esa actitud de parte suya generaba un ambiente de cordialidad y cercanía, siempre dispuesto a darse un tiempo para escuchar a todos.

Tenía una proyección muy particular cuando hablaba de la educación en el Perú, desde un enfoque muy esperanzador, diría yo…pero con los pies bien puestos en la realidad, es decir con mucho trabajo de por medio para llegar a los objetivos, siempre altos que planteaba.

A nivel directivo era un caballero en el más estricto sentido de la palabra, siempre positivo y elegante hasta en el momento de corregir. En los consejos directivos a los que asistía había compañeros de distinta procedencia; en especial, recuerdo a una señora que era un poco obstinada, pero Edistio, siempre elegante y con mucho respeto sabía cómo trabajar en equipo.




Su buen ánimo era siempre un aliciente para los días complicados.

En esas reuniones, cuando lo llamaba su esposa o el la llamaba para realizar alguna coordinación del día a día, siempre tenía una palabra de cariño y dulzura en el dialogo con ella.

Los últimos años que coordiné con Edistio, lo buscaba una vez al mes para hacer un full day de trabajo. Pasaba por su casa a eso de las seis de la mañana hasta las cinco de la tarde. Yo iba manejando en auto en dirección a Lima Norte, y el era mi copiloto. Allí aprovechábamos para sostener conversaciones sobre educación, familia, política, realidad nacional, Consejo Nacional de Educación, amigos en común, trivialidades y también temas transcendentes. Su buen ánimo era siempre un aliciente para los días complicados.

La pasión con que Edistio hablaba sobre el rol del director en la gestión educativa era uno de los puntos que resaltaba en las reuniones de trabajo, así como el efecto transformador para bien de la institución educativa de contar con profesores y directivos virtuosos era otro tema de su constante preocupacion y aliento.

El puntal que lo movía era su fe y del cual se desprendían sus virtudes humanas y sobrenaturales.

Edistio ha dejado un gran legado, tanto en sus enseñanzas como en la huella de honda humanidad y gran calidez personal que imprimió en todos los que lo conocimos y trabajamos cerca a él…huella que definitivamente proviene de un trato cercano y directo con Dios nuestro Señor. Era supernumerario del Opus Dei. El puntal que lo movía era su fe y del cual se desprendían sus virtudes humanas y sobrenaturales.

Querido Edistio, quienes te conocimos y trabajamos a tu lado nos encargaremos de que tu legado perdure. Te nos adelantaste. La tristeza por tu partida está presente, pero la certeza que seguirás inspirando a tus profesores, directivos, amigos y sobre todo a tu familia nos mantiene con la mirada en el cielo y con una sonrisa. Descansa en paz, muchas gracias por todo.

Jesús Cangahuala Allain