Conocí el Opus Dei gracias a una amiga, compañera de trabajo. Durante el almuerzo, mi amiga siempre acude a una iglesia que está cerca de la oficina y allí reza el ángelus, un padrenuestro, un avemaría y un gloria.
Yo no era creyente, pero sentía curiosidad y simpatía hacia el catolicismo y, de modo natural, empecé a acompañar a mi amiga a rezar a la iglesia; incluso aprendí de memoria las oraciones. Además, me enseñó a rezar el rosario mientras dábamos una vuelta durante la hora del almuerzo. Gracias a esto, ahora suelo ir a la iglesia y rezo el rosario, y me he dado cuenta de que Nuestro Señor está detrás de todo lo que me ocurre.
Nuestro Señor está detrás de todo lo que me ocurre
Más tarde, mi amiga me invitó a un centro del Opus Dei y, después de un año recibiendo catequesis, fui bautizada. Ahora, soy además cooperadora del Opus Dei.
Cuando asisto a las actividades que ofrece el centro de la Obra, aprendo cómo debe comportarse un creyente y me propongo ser constante en mis oraciones. Por mi parte, intento poner en práctica las cosas que voy aprendiendo a través del acompañamiento espiritual.
Mis disposiciones, tanto interiores como exteriores han empezado a cambiar. He comprendido la importancia de la oración diaria y estoy empezando a tener una vida interior más profunda. Cada vez entiendo mejor y acepto con más facilidad las cosas que me suceden.