
La casa perfecta: buena, bonita y barata
Una casa grande, en una zona con transporte para ir al colegio deseado, y todo con unos sueldos modestos. Aseguran que Montse Grases les echó una mano.
Una casa grande, en una zona con transporte para ir al colegio deseado, y todo con unos sueldos modestos. Aseguran que Montse Grases les echó una mano.
Nuestro hijo Víctor de 12 años sufría de osteocondritis en su rodilla izquierda. Una amiga me habló de Montse y me invitó a rezarle para que curara.
Dos análisis de sangre confirmaron que mi mujer tenía leucemia. Nos pusimos a rezar la estampa de Montse Grases pidiendo su curación. Y así ocurrió.
El 10 de noviembre de 1958 Montse recibió una noticia que la hizo muy feliz: san Josemaría le escribía diciendo que la esperaba en Roma para conocerla.
Llegué a pensar que en los planes de Dios no estaba mi curación y decidí libremente ofrecer esto a Dios por aquellos que necesiten oraciones.
Ayuda económica para enfermos, orientación para jóvenes con problemas, solución de casos médicos complicados y hallazgo de objetos perdidos.
Había tenido varias entrevistas de trabajo, pero el resultado había sido siempre fallido.
La situación económica de la familia empeoró después de que el marido perdiera su trabajo.
Solo tenía un año de experiencia, calificaciones no muy altas y la necesidad de trasladarme de ciudad: las perspectivas de encontrar un buen trabajo no eran buenas.
Cuando perdí la tarjeta, me di cuenta de que tenía una suma más o menos importante en el banco.
La declaración del testigo era importante en el juicio, pero este no podía faltar al trabajo.
Mis padres cumplían 50 años de matrimonio, pero mi madre no quería celebrarlo.