El Mundo «No hace falta dinero para ser del Opus» (PDF)
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Después de 32 años, el Opus Dei tiene nuevo director de comunicación en España: Jesús Juan Pardo. Tiene 46 años, estudió Periodismo en la Universidad de Navarra y practica la pesca submarina.
Pregunta.– El Opus Dei siempre ha sido una institución controvertida. ¿Es un castigo divino ser su director de comunicación?
Respuesta.– Es una bendición. A ver dónde encuentras más retos. Y tampoco somos tan controvertidos, ¿no?
P.– ¿Qué es lo más complicado de contar del Opus?
R.– Sin duda, la libertad de sus miembros. Aún hay quien piensa que obedecemos misteriosas consignas.
P.– El Opus es polémico, pero sus iniciativas sociales gozan de muy buena reputación…
R.– Sí, es curioso que a veces los prejuicios pesen más que la realidad.
P.– ¿Hay que ser rico o influyente para entrar en la Obra?
R.– No hace falta dinero, sino vocación. En España, el perfil más generalizado es una persona casada, de clase media, que hace el pino para llegar a fin de mes.
P.– ¿De qué vive el Opus?
R.– La Obra tiene unos gastos reducidos. Su presupuesto en España es de 6,4 millones de euros, que provienen al 100% de donativos.
P.– Pero el Opus tiene universidades, clínicas, colegios…
R.– Son iniciativas civiles, sin ánimo de lucro, que tienen sus dueños y dependen de ellos. Hacer una contabilidad unificada sería como si un club de fútbol consolidara en su balance las propiedades de todos sus socios… La Obra impulsa y sostiene esos proyectos, pero no se los apropia. San Josemaría quiso que la Obra no se cargara con cosas materiales.
P.– En un colegio del Opus ha habido una acusación de abusos sexuales a un menor. ¿Qué medidas han tomado?
R.– Los abusos a menores son inadmisibles y, más aún, en la Iglesia. Sobre ese caso, aunque ha habido bastante ruido mediático, aún no se han pronunciado los tribunales, y por tanto ha de prevalecer la presunción de inocencia. El colegio ha colaborado con las autoridades y sigue haciéndolo. Pero nadie está exento de ese peligro. Por eso, a todas las iniciativas les exigimos un estricto protocolo de protección de menores.
P.– Ha habido ministros del Opus franquistas y del PP, pero nunca del PSOE. ¿Es inconcebible ser del Opus Dei y ser de izquierdas?
R.– En política cada uno piensa lo que le da la gana. ¿Ves cómo es lo más difícil de explicar?
Hubo ministros de Franco, y también gente en el exilio. Recientemente coincidieron en el Congreso un ministro del PP con un parlamentario de Amaiur. En Inglaterra hubo una ministra del Opus Dei hace unos años, y era laborista.
P.– ¿Cómo se lleva el Opus con Francisco, un Papa progresista?
R.– No comparto esas etiquetas. La relación es muy buena: la Obra lleva en su ADN la unión con el Papa, estamos a su servicio. La sencillez de Francisco en el seguimiento a Jesucristo y su primacía de la caridad nos ayudan mucho.
P.– «Si una persona es gay y busca al Señor, ¿quién soy yo para juzgarla?», dijo Francisco. ¿Lo comparte?
R.– Claro. A nadie le corresponde juzgar. Cuando un gay busca a Dios, intentamos ayudarle a encontrarlo. El Opus Dei no tiene una moral distinta de la de la Iglesia y el Papa.
P.– «Nunca habrá mujeres –ni de broma– en el Opus Dei», escribió san Josemaría. ¿El Opus es machista?
R.–Lo escribió en 1929, y meses más tarde rectificó, porque Dios le pedía que hubiera mujeres. Ahora mismo en el Opus Dei hay más mujeres que hombres.
San Josemaría usaba el cilicio y muchos en la Obra siguen haciéndolo. ¿Ayuda a encontrar a Dios?
La mortificación corporal, con sentido común, no es un invento de la Obra sino una costumbre cristiana. Es como ir al gimnasio. No es lo más importante, pero ayuda a estar en forma. De las mortificaciones, la que más me cuesta es madrugar por las mañanas.