
Mensaje del Prelado (29 abril 2020)
A las puertas del mes de mayo, Mons. Fernando Ocáriz nos invita a unirnos a las intenciones del Papa acudiendo con fe a la protección de la Virgen María.
Evangelio del día y comentario: reflexión diaria sobre el evangelio del día para orar con la Palabra de Dios.
A las puertas del mes de mayo, Mons. Fernando Ocáriz nos invita a unirnos a las intenciones del Papa acudiendo con fe a la protección de la Virgen María.
Mons. Fernando Ocáriz felicita la Pascua de Resurrección y anima a pedir al Señor una fe renovada, que se actúa por medio de la caridad: “Cristo vive, es la gran seguridad, la gran certeza que nos da la fe. Y Cristo quiere vivir y vive en nosotros”.
A pocos días de la Semana Santa y en estos momentos de tanto sufrimiento, Mons. Fernando Ocáriz nos invita a mirar a Cristo en la Cruz que nos salva y es fuente de esperanza.
Además de varias orientaciones prácticas, Mons. Fernando Ocáriz anima a vivir este periodo haciendo propio todo lo que afecta a los demás, porque “si un miembro sufre, todos sufren con él” (1 Cor 12,26).
Como preparación para la solemnidad de san José, Mons. Ocáriz nos sugiere acudir a su intercesión como fiel servidor de Dios en relación continua con Jesús.
Con ocasión del próximo 90º aniversario del 14 de febrero de 1930, Mons. Ocáriz nos anima a dar muchas gracias a Dios por el don que concedió a la Obra y a la Iglesia.
Mons. Fernando Ocáriz propone meditar en el comienzo del año la fe en el amor de Dios por nosotros.
Mensaje de Mons. Fernando Ocáriz con ocasión de la solemnidad del Nacimiento de Jesús.
Carta pastoral de Mons. Fernando Ocáriz sobre la amistad. “Sin descuidar las tareas que tengamos entre manos, hemos de aprender a cuidar siempre a nuestros amigos”.
Ante el 2 de octubre, el prelado invita a fomentar el optimismo, el empuje y la aventura de llevar a Cristo a todos.
Mons. Ocáriz nos anima a mirar a María para, como hizo ella, convertir el sufrimiento en un lugar donde encontrar claridad, paz y alegría.
Desde Canadá, Mons. Ocáriz nos anima a cuidar con particular esmero la oración personal y pide al Espíritu Santo que nos renueve constantemente en nuestro modo de rezar.