San Josemaría en clave familia

En el “Año Familia Amoris Laetitia” presentamos algunos hitos de la vida de san Josemaría en los que se refleja cómo su familia fue escuela de fe y de virtudes humanas. El Papa Francisco señala que “la familia evangeliza con el ejemplo de vida”. Así sucedió en el hogar de los Escrivá.

San Josemaría manifestó muchas veces su agradecimiento a su familia. A través de las enseñanzas de sus padres y especialmente de su ejemplo, aprendió a vivir las virtudes humanas y cristianas: la sinceridad, la laboriosidad, el orden, el servicio a los demás, la fe recia, la piedad sencilla, la solicitud por los más necesitados.

1. Una familia cristiana

Josemaría Escrivá nació en Barbastro, España, un 9 de enero de 1902. Sus padres, José y Dolores, eran buenos cristianos y quisieron bautizarlo pocos días después.

“Dios nuestro Señor fue preparando las cosas para que mi vida fuese normal y corriente, sin nada llamativo. Me hizo nacer en un hogar cristiano, como suelen ser los de mi país, de padres ejemplares que practicaban y vivían su fe”(San Josemaría Escrivá, meditación del 14-02-1964).

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2. En manos de la Virgen

Cuando tenía dos años enfermó gravemente. El médico dijo a sus padres -José y Dolores- que no pasaría la noche. Ellos pidieron su curación a la Virgen y prometieron, si sanaba, llevarlo a la ermita de Torreciudad, un lugar de la región, en lo alto de una montaña, de difícil acceso y al que sólo se podía llegar en mula.

3. Padres piadosos

De sus padres aprendió sus primeras oraciones: no eran muchos rezos, poquitos, pero todos los días. Tuyo soy, para ti nací, ¿qué quieres Jesús de mí?

Don José y doña Dolores eran muy piadosos y de ellos aprendió el amor a santa María, a saludarla en las imágenes de la Virgen que había en la casa o al cruzarse con alguna por la calle.

De su madre recibió una enseñanza que no olvidaría: un día que no quería estrenar una ropa nueva y que le dijeran “qué lindo va el niño”, se escondió bajo la cama. Y de ahí lo sacó doña Dolores, diciéndole: - Josemaría, la vergüenza, solo para pecar.

Su padre jugaba con Josemaría, como si no tuviera otra cosa más importante que hacer. Y cada vez que podían salían juntos por las calles de Barbastro.

4. Todo es para bien

Cuando Josemaría tenía 7 años, ya eran 5 hermanos: Carmen, la mayor, y tres hermanas pequeñas, María Asunción (Chon), María Dolores (Lolita) y Rosarito, que murió a los pocos meses de nacer. Unos años después, Lolita, que tenía 5 años, también murió. El dolor sereno de sus padres, su fortaleza para enfrentar tan gran dolor fue un ejemplo para Josemaría. Y más aún, cuando Chon, de 8 años y su compañera de juegos, murió.

La muerte de sus hermanas los años 1910, 1912 y 1913 fue un duro golpe para Josemaría. Incluso un día dijo a su madre: el próximo año, me toca a mí. A lo que doña Dolores respondió: hijo mío, no tienes de qué preocuparte: tú estás ofrecido a la Virgen de Torreciudad. Para algo grande te dejó la Virgen en la tierra, pues estabas más muerto que vivo.Cuando tenía 12 años, en 1914, el negocio familiar quebró y la familia tuvo que trasladarse a Logroño, donde su padre encontró un trabajo. Se mudarían a un departamento pequeño, incómodo, caluroso en verano y frío en invierno. La serenidad de sus padres y la confianza en Dios en la nueva etapa de sus vidas sólo se explicaba por la seguridad que tenían de que “todo es para bien”.

5. Algo grande y que sea Amor

Tenía 15 años cuando comenzó a darse cuenta “que el corazón me pedía algo grande, y que fuese Amor”. Una mañana de un frío inusual, vio huellas descalzas sobre la nieve. Eran de un carmelita. Se preguntó: otros hacen tantos sacrificios por amor a Dios, ¿y yo? Unos meses después habló con su padre: quiero ser sacerdote. Y don José le respondió: los sacerdotes tienen que ser santos… adelante, yo no me opondré. Un año después, la familia Escrivá recibió con alegría el nacimiento de Santiago, hermano menor de Josemaría.

Un año antes de recibir la ordenación sacerdotal, murió su padre, quien no llegó a verle ordenado sacerdote. Su primera misa, en la capilla de la basílica de la Virgen del Pilar, la ofreció por el alma de don José, que había fallecido el 27 de noviembre de 1924, día de la Virgen de la medalla milagrosa, a quien José Escrivá tenía especial devoción. Lo acompañaron su madre, sus hermanos Carmen y Santiago, y algunos amigos.

6. Un mensaje universal: hacer divinos los caminos de la tierra

Pocos años después, un 2 de octubre de 1928, día de los santos ángeles custodios, “vio” el Opus Dei, y hasta su muerte, el 26 junio de 1975 trabajó incansablemente en esta “obra de Dios”.

En Chile lo explicó así: “Quiso el Señor que apareciera el Opus Dei, una movilización de cristianos que supieran sacrificarse gustosos por los demás, que hicieran divinos los caminos humanos de la tierra, todos, santificando cualquier trabajo noble”.

7. La Sagrada Familia, como modelo

Josemaría tenía un hondo cariño a la Sagrada Familia a la que consagró en el santuario de Loreto a “las familias de tus hijos en el Opus Dei”. « Oh Jesús (…), que al venir a iluminar el mundo, con el ejemplo y con la doctrina, quisiste pasar la mayor parte de tu vida sujeto a María y a José en la humilde casa de Nazaret, santificando la Familia que todos los hogares cristianos debían imitar: acoge benignamente la consagración de las familias de tus hijos en el Opus Dei, que ahora te hacemos (..). Tómalas bajo tu protección y custodia, y haz que se acomoden al divino modelo de tu Sagrada Familia.

El 28 de marzo de 1975, Josemaría Escrivá cumplió 50 años de sacerdocio y unos meses después, el 26 de junio de 1975, falleció. Desde ese día se multiplicaron los testimonios sobre su santidad personal y la huella que había dejado en la vida de la Iglesia.

Fue canonizado por el Papa Juan Pablo II el 6 de octubre del año 2002, ante una multitud de cristianos corrientes que -como él “vio” ese 2 de octubre- se empeñaban en vivir su fe como los primeros cristianos, en las más diversas situaciones y condiciones de vida, y tratando de llevar a todas partes el amor de Dios.

El 26 de junio del año 2022 culmina el Año FamiliaAmoris Laetitiacon un Encuentro Mundial de las Familias con el Santo Padre y tiene como lema «El amor familiar: vocación y camino de santidad», que recuerda muy directamente la predicación de san Josemaría, como señaló mons. Ocáriz, prelado del Opus Dei, en su mensaje del 19 de marzo 2021, festividad de san José.