2. OCTUBRE DE 1954. ¡AQUELLA MIRADA!.

Biografía de MONTSE GRASSES. SIN MIEDO A LA VIDA, SIN MIEDO A LA MUERTE. (1941-1959) por José Miguel Cejas. EDICIONES RIALP MADRID

Así pasó el verano.Meses después, un día de octubre de aquel mismo año de 1954, Manolita García pulsaba el timbre de LLar acompañada de su hija mayor. "Fui a recogerla a la salida del Colegio -cuenta- y la llevé a Llar. El piso estaba varias manzanas más arriba, no muy lejos de casa: a unos veinte minutos andando. Nos recibió Mirufa Zuloaga que era la Directora, y Pepa Castelló, que le estuvo enseñando el piso y le presentó a las chicas que iban por allí".

"Aquel día -cuenta Pepa- estábamos colgando unos cuadros en el pasillo cuando me presentaron a Montse. Recuerdo que le pregunté si me podía echar una mano y me dijo que sí. Se fue su madre y ella se quedó ayudándome a colgar los cuadros". -"Era una chica guapa y simpática -recuerda Mirufa Zuloaga-, muy sonriente". -"Traía -cuenta Rosa- el uniforme de las Damas Negras y venía con el lazo suelto del pelo, mirándonos con un poco de desconfianza... Es como si la estuviera viendo... Me la presentaron, me escuchó cómo tocaba un rato el piano, y al final le pregunté:

-¿Te gustaría recibir unas cuantas clases de piano?

-Sí que me gustaría y que me enseñaras a acompañar canciones y todo eso.

Y se fue jubilosa y contenta, sin aquella pequeña desconfianza que tenía cuando entró".

"Cuando vino por la noche estaba contentísima -recuerda su madre-. Nos estuvo contando que si las de Llar eran así, que si Pepa le había dicho esto, que si Pepa por aquí, que si Pepa por allá... Siempre he pensado que aquel día se le quedó el corazón allí".

"A partir de ese día -recuerda Rosa- continuó viniendo a Llar con cierta frecuencia; sobre todo los sábados, que era el día en que teníamos la meditación. Enseguida se hizo amiga de todas, porque tenía el don de saberse hacer amiga de la gente, con su forma de comportarse, tan sencilla y amable. Tenía montañas de amigas: las del Colegio, las de Seva... y las quería muchísimo".

María Luisa Suriol subrayaba estas cualidades, y añadía: "pero no se podía decir al verla: 'esta chica es una santa', porque no destacaba en nada; era corriente, pero encantadora".

"Muchas de esas amigas empezaron a venir por Llar -añade Pepa- gracias a Montse, y organizamos con ellas una charla de formación humana y espiritual. En esas charlas se les hablaba de santificar el trabajo, de ofrecer las clases, y las horas de estudio; de tratar personalmente al Señor en la oración, del sentido cristiano de la mortificación y de cómo ser contemplativos en medio del mundo; y también de algunas virtudes humanas, como la sinceridad, la lealtad, la alegría..."

"¡Aquella mirada...! -continúa Rosa-. Con aquella mirada te lo decía todo". -"Era lo que más sorprendía de Montse -cuenta Carmiña Cameselle-. Era una mirada clara, serena como ella, aunque tenía algo de genio. Su padre decía que tenía 'un pronto'..."

"Es verdad. Era dulce de manera de ser -concluye Rosa- y enérgica al mismo tiempo. Y espontánea, terriblemente espontánea. ¡Ah!, ¡y no le gustaba nada que la contradijeran! En cuanto la pinchaban, se enfadaba enseguida. Por eso, a mí me gustaba mucho hacerla enfadar, porque enseguida picaba...

Pero no es que tuviera mal genio: es que era una chica muy extrovertida, con un carácter muy vivo, que de vez en cuando salía a relucir... Una vez le comenté: 'mira: nos hemos ido de excursión, pero hemos llamado a tu casa y me han dicho que no querías ir'. '¡Pero! ¡Pero...! ¿Pero cómo que no quería ir! ¡Si no me has preguntado nada! ¡Pero cómo, si...!' Saltaba como una avispa. 'Sooo, para, para, para -le dije para que se calmase-, que es una broma...'"

"Desde el primer momento -continúa Rosa- le encantó el ambiente de Llar. Y además de venir a los medios de formación humana y espiritual, empezó a asistir a mis clases de piano: se matriculó, pagó su cuota y comenzó a ensayar en aquella pianola que había regalado mi padre, porque yo estaba siempre: 'Papá un piano, papá un piano...' y en cuanto se enteró mi padre de que una prima mía vendía una pianola nos la compró para que pudiéramos tener las clases..., ¡y para que yo le dejara en paz con el dichoso piano...!

La recuerdo allí, ensayando sobre el teclado, con aquella sonrisa... Siempre tan contenta, siempre tan alegre... Entendió muy bien desde el principio que la alegría es un rasgo fundamental del espíritu del Opus Dei".

"Era muy divertida. Rebosaba vida y salud: se estaba a gusto a su lado. No era murmuradora y no le gustaban los chismes. Sabía ceder y confiar en los demás. Y tenía un sentido innato de la justicia: si alguna le decía que ésta o la otra se había colado en el tranvía sin pagar el billete, se ponía seria..."

"Era, además, muy deportista: y siempre me estaba contando sus partidos de tenis, sus excursiones por el Montseny, sus amigas... Y le gustaba mucho el teatro. Recuerdo que una vez intervino en una sesión de teatro leído en la que representamos 'El alcalde de Zalamea'. No lo recuerdo bien, pero me parece que ella hizo de alcalde...

Sí; de alcalde, estoy casi segura: y yo en broma le decía que era un papel muy adecuado para ella, porque como era la hermana mayor, estaba muy acostumbrada a llevar la batuta. Eso se notaba en todo lo que hacía: cuando salía de excursión enseguida hablaba con unas y otras, y concretaba la hora de salida y el sitio al que íbamos a ir y lo organizaba todo; y además lo organizaba muy bien. Por eso, yo le decía que había nacido para caudillo... pero no era más que la consecuencia lógica de que había tenido que cuidar a siete hermanos y esto te da siempre mucho desparpajo en la vida... Era la hija mayor, su madre contaba mucho con ella y eso se notaba".

"Sí; le gustaba organizar cosas -puntualiza su hermano Enrique- pero no por una voluntad de protagonismo, sino porque los demás contaban mucho para ella. Le gustaba estar con otros y planear cosas con y para los demás".

"Con su madre tenía una gran confianza -sigue contando Carmiña- y se lo contaba todo. Estaban muy compenetradas. Se miraban y bastaba con una mirada para que se entendiesen perfectamente".