Un nuevo condiscípulo: Josemaría Escrivá. Premios en Dibujo

Biografía de ISIDORO ZORZANO LEDESMA. Ingeniero Industrial. (Buenos Aires, 1902-Madrid, 1943) por José Miguel Pero Sanz.

El 30 de septiembre de 1915 se matricula Isidoro en cuarto curso.

En las clases, matutinas, del Instituto hay este año una cara desconocida. Es alumno del colegio de San Antonio. El nuevo compañero se llama Josemaría Escrivá. «Era fuerte y bien plantado» —dirá Isidoro, refiriéndose a él; «iba siempre vestido correctísimamente. Al mismo tiempo serio y muy alegre: no sé cómo explicarlo». El muchacho había nacido en Barbastro (Huesca), unos meses antes que Isidoro. Sus padres, don José y doña Dolores, pertenecían a familias ilustres del Alto Aragón. Don José había sido, hasta hacía muy pocos meses, copropietario de un notable comercio barbastrense: su honradez a carta cabal y la imprudencia de algún socio lo arruinaron. A principios de 1915 se había trasladado a Logroño. En septiembre, asentado ya en la capital riojana, había traído consigo a su esposa y a sus dos hijos: Carmen y Josemaría. Instalaron su domicilio en la calle de Sagasta número 18.

Aunque su tono distinguido trasluce la educación recibida, Josemaría resulta simpático y accesible. Sin llegar tal vez a la intimidad, pronto hace buenas migas con Zorzano: solían salir juntos del Instituto, hablando de mil cosas. Isidoro no puede imaginar cuánto significará en su vida el nuevo condiscípulo, ni los estrechos lazos que los vincularán. En Josemaría advierte algunas de las cualidades que él mismo no posee y admira: ingenio pronto, palabra fácil, imaginación viva, desenvoltura en el trato... Le maravilla, sobre todo, su facilidad para aprender las lecciones. Claro está que también Josemaría estudia; pero Isidoro comentará muchos años después: «No lo veía estudiar nunca y sacaba sobresalientes; en cambio yo, todo el día estudiando, y...». Esto no le desalienta.

Zorzano aprueba todas las asignaturas e incluso consigue un Sobresaliente, con premio, en Dibujo. Crece así su afición por el dibujo, para el que —a diferencia de otras materias— tiene gran facilidad. Y emprende ilusionado la copia de un arco romano; trabajo al que dedica bastantes horas. Cuando, a primeros de septiembre, ha de matricularse para el quinto curso, dirige —de su puño y letra— la siguiente instancia al Director del Instituto:

«M.I. Sr.:

Isidoro Zorzano Ledesma, natural de Buenos Aires, de catorce años de edad a V.S. atentamente expone:

Que habiendo obtenido Sobresaliente con opción a Matrícula de Honor, en los exámenes oficiales de Mayo último en la asignatura de Dibujo 1º curso,

A V.I. suplica le sea aplicada dicho premio a la asignatura de dibujo 2º curso.

Es gracia que el recurrente no duda alcanzar de la reconocida bondad de V.I. cuya vida guarde Dios muchos años.

Logroño 1º septiembre 1916.

Isidoro Zorzano Ledesma».

En los exámenes finales (1917) obtuvo de nuevo Sobresaliente con Matrícula de Honor en Dibujo, consiguió calificación de Notable en Historia de la Literatura y aprobó las restantes materias. La prensa local echa mano de cualquier «noticia» y el premio de Isidoro, como todos los concedidos por el Instituto ese año, mereció salir en los periódicos.