Un sacerdote santo

“El mensaje de Josemaría Escrivá se centra en la vocación universal a la santidad, fundada en la filiación divina en Cristo. Santificar el trabajo, santificarse en el trabajo, santificar a los demás con el trabajo”. Artículo del Cardenal Primado de España en ABC.

El mensaje del Beato Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, se centra en la vocación universal a la santidad, fundada en la filiación divina en Cristo. Santificar el trabajo, santificarse en el trabajo, santificar a los demás con el trabajo, eran palabras que tantas veces repitió a lo largo de su vida, insistiendo en la necesidad de fundir en una sólida unidad de vida la actividad profesional, la oración y el apostolado, de tal modo que cada aspecto de la existencia cristiana se convierta en una tarea grata a Dios.

Josemaría Escrivá de Balaguer nació en Barbastro el día 9 de enero de 1902; por circunstancias familiares, se trasladó a Logroño y en esta ciudad tuvo, cuando contaba 16 años, el primer presentimiento de que Dios le llamaba a sacar adelante una misión que desconocía. En 1918 comenzó sus estudios eclesiásticos y en 1925 fue ordenado sacerdote. Años después, el 2 de octubre de 1928, el Señor le mostró con claridad la misión que le quería confiar: sacar adelante el Opus Dei, un nuevo camino de santidad dentro de la Iglesia que lleva a personas de todo tipo y condición a santificar su trabajo ordinario en medio del mundo.

También el Señor le hizo ver, el 14 de febrero de 1943, la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, como solución jurídica que permitiría la ordenación sacerdotal de laicos del Opus Dei, al servicio de los demás fieles y de las actividades apostólicas promovidas por la Obra. En 1950 la Santa Sede dio la Aprobación definitiva del Opus Dei y de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, y pudieron asociarse también a ella los sacerdotes diocesanos, manteniendo intacto su vínculo de dependencia del propio Ordinario; estos sacerdotes reciben de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz ayuda espiritual para santificarse en el ejercicio de las tareas pastorales que les confía su propio Obispo.

Para terminar con esta breve sucesión de fechas, el 28 de noviembre de 1982 el Papa erigió la Obra como Prelatura Personal, mediante la Bula Ut sit, solución jurídica buscada por el Fundador, y que llegó en vida de su sucesor Álvaro del Portillo, ya que el Beato Josemaría falleció el 26 de junio de 1975. Ese mismo día, durante la Santa Misa, había renovado el ofrecimiento de su propia vida por la Iglesia y por el Papa.

Desde Roma, el Beato Josemaría Escrivá de Balaguer impulsó la difusión de la labor apostólica del Opus Dei por todo el mundo, sobre la base del trabajo, la oración y la penitencia, con el ejercicio ejemplar de las virtudes, con su solicitud y entrega al servicio de la Iglesia y de las almas. Cuando falleció dejó extendida esta Institución por los cinco continentes, con más de 60.000 miembros de unas 80 nacionalidades. Entre sus escritos publicados se cuentan, además del estudio teológico-jurídico «La Abadesa de las Huelgas», libros de espiritualidad traducidos a numerosos idiomas que han alcanzado gran difusión: «Camino», «Santo Rosario», «Es Cristo que pasa», «Amigos de Dios», «Forja»...

Fue sobre todo un maestro de vida interior y empleó sus mejores energías en promover la formación doctrinal y ascética de sus hijos e hijas. En sus enseñanzas ocupa un papel fundamental la libertad, don divino que abre la existencia al amor y hace posible que el hombre viva como hijo de Dios. En este contexto, su predicación subrayó con fuerza la plena libertad de acción de los laicos de las estructuras temporales: una libertad que el cristiano debe ejercitar con responsabilidad y honda coherencia evangélica.

Su canonización, anunciada para el seis de octubre próximo, presta al centenario de su nacimiento una singular proyección: recordar al Beato Josemaría en el centenario de su nacimiento es evocar la vía por la que la gracia le hizo ser un hombre de Dios, un sacerdote santo que nos enseña con su vida que la santidad es un ideal hacedero.

Quiero terminar recordando unas palabras del Santo Padre Juan Pablo II en su homilía de Beatificación: «La actualidad y trascendencia de su mensaje espiritual, profundamente enraizado en el Evangelio, son evidentes, como lo muestra la fecundidad con la que Dios ha bendecido su vida y su obra». España se honra con este hijo suyo, sacerdote ejemplar, que supo abrir nuevos horizontes apostólicos a la acción misionera y evangelizadora».

ABC