Recuperación de una ruta con historia

En el otoño de 1937, San Josemaría tuvo que atravesar los Pirineos para alcanzar una zona de España en la que no se persiguiera a la Iglesia. Esta ruta, que forma parte de la historia del Opus Dei y del itinerario espiritual de su Fundador, está siendo rehabilitada.

Iglesia de Pallerols, en la Baronía de Rialb

La Associació d´Amics del Camí de Pallerols de Rialb a Andorra recupera desde hace dos años la ruta que siguió San Josemaría en su huida de la persecución religiosa de 1937, en plena Guerra Civil. Según el secretario de la asociación, Jordi Piferrer, su intención es dar a conocer el camino tanto en su vertiente espiritual como cultural, ya que éste ha sido un camino tradicional de paso en el Alt Urgell.

Por ahora, la asociación ha rehabilitado cerca de un 70% del sendero, y espera que antes de fin de año se hayan adecuado los 97 kilómetros del recorrido. Diferentes equipos de voluntarios han limpiado y señalizado el camino que hizo San Josemaría.

Óleo de San Josemaría ambientado en los bosques de Rialb (Iglesia de Pallerols)

Otro lugar de peregrinaje habitual es la iglesia de Pallerols, en la Baronía de Rialp, que contiene la Virgen del Roser, imagen que sirvió de amparo espiritual al sacerdote en un momento de crisis y que le ayudó, tal como cuentan sus biografías, a seguir su camino.

Asimismo, quieren restaurar la rectoría de la iglesia de Pallerols para convertirla en un punto de información. De momento, el obispado de Urgell les cede el edificio para celebrar cada 22 de noviembre la Festa de la Rosa, jornada que conmemora la noche que pasó allí el santo.

Para el futuro, se plantean la restauración de otras iglesias que el Fundador del Opus Dei encontró en su marcha hacia la frontera francesa.

Breve resumen histórico del encuentro de la Rosa

La Rosa que encontró San Josemaría

La noche del 21 al 22 de noviembre de 1937, san Josemaría sufrió una dura prueba. A causa de la persecución que sufría la Iglesia durante la Guerra Civil, el sacerdote tuvo que huir hacia Andorra. Entonces, comenzó a dudar si seguir adelante o volver con los hijos que dejaba atrás. Cualquiera de las dos situaciones albergaba grandes riesgos. San Josemaría no podía dormir. Sin ningún consuelo humano, suplicó insistentemente y con lloros durante toda la noche al Señor y a su Madre, que le dieran una prueba de cuál era la Voluntad de Dios.

En la madrugada del día 22, bajó desde el lugar en el que dormía (la parte alta del ábside de la iglesia) hasta la nave central, y encontró una rosa de madera dorada, que debía ser del retablo destruido en el año 1936, o bien la que llevaba en la mano la imagen de la mare de Deu del Roser que hubo en la iglésia, ahora quemada y destruída.

El hallazgo de esta rosa le llenó de paz, ya que era la respuesta a su confiada e insistente súplica. Aquella rosa constituyó para san Josemaría una prueba clara de que la voluntad de Dios era que continuase hasta Andorra.

Transcribimos a continuación unas palabras de san Josemaría citadas por Andrés Vázquez de Prada en su libro “El Fundador del Opus Dei”, capítulo X, párrafo 6: La Rosa de Rialb, del Tomo II.

“La primera vez que [san Josemaría] hizo memoria explícita y por escrito de lo ocurrido en Rialp fue una anotación de los Apuntes íntimos, del 22 de diciembre de 1937”. Escribió san Josemaría: “Entonces, con moción interior que coaccionaba mi voluntad, le dije al Señor: “si estás contento de mí, haz que encuentre algo”, y pensé en una flor o adorno de madera de los desaparecidos retablos. Volví a la iglesia (estaba en la sacristía), miré por los mismos sitios donde había mirado antes. . . , y encontré en seguida una rosa de madera estofada. Me puse muy contento y bendije a Dios, que me dio aquel consuelo, cuando estaba lleno de preocupación por si estaría o no Jesús contento de mí” (Apuntes n.1439, del 22-XII-1937).

En otra ocasión, dice san Josemaría: “Cuando estaba comido de preocupaciones, ante el dilema de si debía pasar, o no, durante la guerra civil española, de un lado a otro, en medio de aquella persecución, huyendo de los comunistas, viene otra prueba externa: esa rosa de madera. Cosas así: Dios me trata como a un niño desgraciado al que hay que dar pruebas tangibles, pero de modo ordinario”. (Meditación del 14-II-64).