JORNADA PUMÉ 4H

Un grupo de 20 universitarias de varias ciudades del país atiende a 40 familias de la etnia Pumé, al sur del estado Apure, a orillas del río Capanaparo.

Atravesando el Capanaparo

“Desde San Fernando de Apure hasta la hacienda donde nos alojamos hay entre seis o siete horas. Allí nos buscaban y rodábamos una hora más en dos camionetas hasta llegar a orillas del río Capanaro. Lo atravesábamos: una parte a pie y la otra, nadando. El cauce del río era bastante bajo pues estamos en sequía”. Esta narración, que parece una escena de Indiana Jones, constituía el día a día de un grupo de estudiantes universitarias que impulsaron una labor de voluntariado en el estado Apure.

La narración continúa: “el primer día pensamos que la actividad era demasiado fuerte, pero al llegar al caserío donde haríamos la labor, olvidamos las dificultades”.

En las clases a los niños de la zona

Se trata del comentario de una de las asistentes de la Jornada Pumé 4h, iniciativa de veinte universitarias venezolanas para apoyar a la etnia Pumé o Yaruro cuyas comunidades se ubican en la región central y sur del estado Apure.

El título del proyecto surgió del nombre de la etnia y de las cuatro horas diarias dedicadas al trabajo de campo. La etnia se concentra cerca de los ríos Arauca y Cunaviche, y particularmente en las vecindades de los ríos Capanaparo, Riecito y Sinaruco.

La ropa y la comida que se iba a repartir, había que llevarla hasta el lugar

Con la actividad se procuró contribuir con el desarrollo social de la región desde el punto de vista nutricional y en valores ético-religiosos, reforzando además los valores familiares. El grupo de jóvenes que impulsó la actividad prepararon el proyecto en los Centros Culturales Dairén, en Caracas y Brisal, en Valencia.

La población de los Yaruros es de  3.500 personas aproximadamente. Un grupo de la etnia se mueve de un sitio a otro de acuerdo con la época del año. Su agricultura es de tala y quema, muy incipiente. Son pescadores hábiles y hacen cestería, cerámica, curiaras y hamacas. 

Durante LaJornada Pumé 4h, impulsada durante la época de carnaval, a finales de febrero pasado, se atendieron a más de 40 familias indígenas en actividades pedagógicas, nutricionales y especialmente odontológicas. Una de las integrantes del proyecto explica que escogieron esa zona porque es el estado de Venezuela que está más desprovisto de atención. Es tierra de misiones, hay muy pocos sacerdotes y hay mucha necesidad de catequistas.

Gracias a un censo, se recolectó la data para que pueda impartirse el bautismo a un grupo de niños, cuyas madres quieren, a su vez, profundizar en la formación católica. Algunas de ellas están bautizadas, otras no. En ambos casos ven la necesidad de profundizar en la doctrina católica. 

La brecha del idioma se pudo resolver gracias al entusiasmo mutuo. Uno de los líderes de la zona dijo, en su peculiar español: “Nosotros estar felices porque comparten con nosotros. No dar cosas y luego se van”. 

Las 20 muchachas que impulsaron el proyecto, en su mayoría estudiantes de derecho, educación, odontología, administración y bioanálisis, visitaron algunas viviendas de la zona. Las casas son de bahareque, carecen de baños y de cocina; tampoco cuentan con divisiones internas, por lo que la familia habita en un espacio único de cuatro por cuatro. 

La labor de Jornada Pumé 4h también se orientó a dar explicaciones básicas de higiene en las áreas más necesitadas, para contribuir a la mejora de la salud de los indígenas cuya longevidad no supera, en la mayoría de los casos, los 35 años de edad.

Repartieron ropa con la ayuda del Cacique que, con la lista de las familias, facilitó el trabajo pues pudieron darle a cada una según sus necesidades. Las familias eran llamadas una a una y se acercaban felices para recibir la ropa o algún producto de primera necesidad. También desde Caracas se hizo una colecta de comida entre amigos y conocidos para elaborar unas cestas que luego se repartieron a cada familia de la zona.

Eugenia Luzardo, coordinadora del proyecto, considera que es necesaria una política duradera para obtener resultados tangibles. “El hambre, la desnutrición, la insalubridad y el abandono afecta a la mayoría de los indígenas que contactamos. Sin embargo, las visitas que realizamos a sus viviendas puede brindarles un fundamento visible para mejorar un poco su calidad de vida”

A través de laJornada Pumé 4h, también se les enseñó a confeccionar collares, lo cual se intercaló con juegos para los niños en los que el idioma iba surgiendo con más fluidez. Vanessa, una de las asistentes, al referirse a la barrera del idioma cuenta: “al principio fue difícil porque pensamos que no nos entendían y estaban un poco indiferentes durante las actividades. Poco a poco fueron confiando en nosotros; luego, todos intervenían con gran interés”.

Cuentan que aprendieron a decir en yaruro: "gracias", "por favor", "niñas y niños" y siempre contaban con la ayuda de alguna persona mayor que traducía tanto en las clases con las señoras como en los juegos; las asistentes no dudan en repetir la experiencia que califican de “inolvidable”.