Santo Tomás Moro y el beato Josemaría

Durante el acto de inauguración del curso del Centro Elis, el pasado 25 de noviembre, Francesco Cossiga, que fue presidente de la República italiana, ha ilustrado la relación entre la figura de Santo Tomás Moro y las enseñanzas de, en ese momento, el beato Josemaría.

Francesco Cossiga (izq.) y Girolamo Inzerillo.

El acto se abrió con una intervención del director del Centro, Girolamo Inzerillo, que expuso a grandes rasgos el ideal del Elis. "Somos conscientes de tener en nuestras manos un tesoro, nuestros alumnos, y estamos convencidos de que, formándolos bien, contribuimos a mejorar la sociedad del mañana".

Antes de dar la palabra al invitado de honor, Inzerillo quiso hacer también un rápido informe de lo que ha sido el pasado curso académico. Entre otras cosas, este año la Residencia del Centro Elis ha aumentado su capacidad, que ha pasado de 75 a 100 plazas. Varios de los nuevos residentes estudian en las diferentes universidades de Roma, y entre ellos hay dos europeos becados por el programa Erasmus.

La vocación laical

Francesco Cossiga, en su conferencia, recorrió las fases principales de la biografía de Sir Thomas More. Se refirió a la rica personalidad de este santo inglés, destacado hombre de gobierno y de ciencia: Tomás Moro fue, en efecto, uno de los humanistas más eruditos de su tiempo, además de un pensador original y profundo cuyos escritos demuestran un perfecto conocimiento de las necesidades de la época que le tocó vivir, marcada, en el ámbito religioso, por las herejías y el cisma. Su generosidad heroica y su fidelidad a la Iglesia, que al cabo le llevarían al martirio, movieron durante el Gran Jubileo a Juan Pablo II a acoger la petición de numerosos jefes de gobierno, políticos y diplomáticos de que se le proclamara "patrón de los políticos y de los gobernantes".

De la vida de Santo Tomás Moro, el senador Cossiga destacó su específica vocación laical, que se cumplió principalmente a través de las circunstancias cotidianas de la vida, en su trabajo como abogado y en sus responsabilidades de padre de familia. "El laico puede y debe cultivar una auténtica espiritualidad secular que pasa a través del trabajo profesional y de las circunstancias ordinarias de la vida familiar y social. Por esto el beato Josemaría —señaló Cossiga— vio en Tomás Moro un apóstol de la plena vocación de los laicos. El fundador del Opus Dei fue un tenaz defensor de la llamada universal a la santidad".

Francesco Cossiga afirmó asimismo que la política puede convertirse en vocación profesional para un cristiano, como expresión temporal del compromiso por la justicia y la caridad. Así la vivió de hecho Santo Tomás Moro cuando asumió el cargo de Gran Canciller de Inglaterra en 1530.