“El Timón” marca rumbo

Estela no recuerda la fecha exacta, pero sí le consta que fue hace diez años cuando ella y Nora decidieron juntar esfuerzos. Cada una desarrollaba por separado, en su casa o en algún lugar prestado, un club de niñas. Así surgió “El Timón”, en Montevideo.

El club funciona desde hace un tiempo en la Escuela de Hotelería y Gastronomía Del Plata, los viernes de 5 a 7 de la tarde. Asisten unas 40 niñas de tercero, cuarto y quinto año de Primaria, procedentes de diez colegios distintos, tanto públicos como privados. Lo interesante es que la gran mayoría vienen invitadas por amigas que corren la voz, porque les encanta. Tan es así, que alguna confiesa que a veces “se escapa” unos minutos antes de la hora de salida del colegio para llegar a tiempo. Y, aunque llueva a cántaros, casi ninguna deja de concurrir. 

¿Qué hacen? 

Lo que más les gusta son las clases de cocina, que incluyen, por supuesto, comerse lo que ellas mismas preparan. También les atraen mucho las manualidades. Entre otras cosas, han aprendido a elaborar pesebres para Navidad sin gastar dinero: con miga de pan, poliuretano, cartón o papel. Otra labor que les gusta es tejer cuadraditos de lana de diferentes colores para hacer pequeñas mantas, que luego regalan a los ancianos del asilo Piñeyro del Campo o a los niños del INAU. En una visita a este lugar, las chicas quedaron muy impresionadas porque los niñitos se prendían de ellas para que no se fueran. 

Antes de comenzar las clases en “El Timón”, siempre reciben una breve charla de formación humana y cristiana. Especialmente se les habla de virtudes, con especial hincapié en la sinceridad, la fortaleza, la amistad, el orden. Se les enseña, además, a entretenerse en cosas útiles, a aprovechar el tiempo, a terminar bien lo que comienzan, a respetarse y a tratarse mutuamente con cariño y buenos modales, a trabajar en equipo, a no hacer distinciones entre ellas, a divertirse sanamente en campamentos. Por supuesto, a las madres se las mantiene informadas sobre lo que hacen y escuchan sus hijas, y ellas también reciben alguna charla. 

Se trata de darles una preparación integral, tanto en formación humana como en aprendizajes prácticos que les servirán para el futuro. Alguna ex socia les ha comentado que, al día de hoy, continúa usando recetas de cocina aprendidas en el Club cuando era chica. 

En concreto, se intenta preparar a todas estas niñas para que se conviertan, con el tiempo, en mujeres cristianas, responsables y cabales, bien orientadas para enfrentar su futuro. Y cuando, dentro de poco, el Club esté instalado en su sede propia, las posibilidades de hacer más actividades formativas, didácticas y recreativas todavía serán mayores.