“Al que más se le da, más se le pide”

Explicó el obispo de Minas Mons. Jaime Fuentes a 36 estudiantes y egresados de la UM que dedicaron cuatro días al trabajo social en la capital serrana.

Monseñor Fuentes realizó varias visitas a este entusiasta grupo integrado por miembros del VUM (Voluntariado de la UM), recordando con cariño los 25 años que fue capellán y profesor de la Universidad de Montevideo, obra de apostolado corporativo del Opus Dei.

Hizo hincapié en que los alumnos de una universidad reciben mucho y “es lógico que la sociedad pretenda que den mucho”. “Hay que decir también que las mujeres siempre van por delante”, agregó, en relación al gran número de chicas que se sumaron al proyecto.

Unos 160 litros de pintura, 100 lijas y 40 pinceles, se aplicaron a renovar el colegio Nuestra Señora del Verdún. Su director, el padre Pablo Graña, director de la institución a la que asisten más de 300 estudiantes, explicó que el colegio “cobra cuotas muy bajas” y que los recursos materiales son escasos.

Los voluntarios visitaron también a las residentes de un hogar para personas mayores, a los alumnos de catequesis de la capilla “San Francisco de Asís" y a los niños de la Casa Cuna del INAU. Hasta allí llevaron guitarras, bingo, juegos y sobre todo mucha alegría

También hubo tiempo para una Romería subiendo el Cerro del Verdún, y para cantarle a la Virgen en medio de la gran multitud de uruguayos que llegaban al cerro, aun cuatro días después de celebrada la fiesta de Nuestra Señora.

Cada día de trabajo en Minas culminó con una instancia de evaluación grupal y personal. Un tiempo para profundizar en lo que estaban viviendo y en el impacto que esos días dejaban en cada uno.

“Me llevo una sensación de plenitud porque ayudar a personas que quizá nunca conozca es algo muy especial. Salí de lo mío propio, del egoísmo para ayudar al otro”, dijo Juan Martín.

Nicolás expresaba “Me siento más útil. Me di cuenta de las cosas que puedo hacer en el día a día y que no hago. Nunca imaginé que iba a trabajar en un entorno así. Pusimos mucho amor en este trabajo. Todos los que estamos acá tenemos la capacidad y posibilidad de ayudar y de aplicar esto en nuestra vida a partir de ahora. El voluntariado deja algo muy gratificante y solo se gana cuando lo vivís en carne propia”.

“Este tipo de actividades me deja con ganas de seguir ayudando. A veces vamos con la cabeza muy cerrada y no vemos si alguien necesita ayuda, que también un día podemos necesitar nosotros. Este trabajo me motiva a prestar atención a los detalles y a saber que, en lo cotidiano, podemos dar una mano, desde lo más pequeño”, aseguró Maithe.

Sofía, que se prepara para ser docente, explicó el vínculo que veía entre el trabajo social y su futura profesión: “Es practicar lo que uno predica. Si voy a estar educando —y educando en servicio— no voy a hablar mucho y hacer poco. La idea es hacer lo que uno dice”.

“Lo que tiene el trabajo voluntario —más allá de que te lo reconozcan, más allá de que se vea— es la recompensa del esfuerzo, de crecer como persona. Todo en la mentalidad de estudiar en una Universidad en la que la formación profesional es para servir mejor”, indicó el padre Pablo. “Agradecidísimo. Bienvenidos a Minas y al Colegio del Verdún”, concluyó.