30 años del Opus Dei como Prelatura personal: una figura jurídica creada por el Concilio Vaticano II

Entrevista a Mons. Carlos Mª González Saracho, Vicario Regional del Opus Dei en Uruguay.

Mons. Carlos Mª González Saracho. 61 años. Estudió en el Colegio y Liceo Maturana. Se recibió de Contador Público y después de Economista en la Udelar. Es Doctor en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma). De 1978 a 2008 vivió y trabajó en Roma, y en setiembre del 2012 fue nombrado Capellán del Papa.

¿Qué es el Opus Dei y cómo surge?

El Opus Dei es una institución de la Iglesia Católica, compuesta por sacerdotes y laicos, fundada el 2 de octubre de 1928 por San Josemaría Escrivá, cuando tenía 26 años. Para referirse a este momento fundacional San Josemaría usaba siempre el verbo “ver”, porque lo que vio en ese momento fue una multitud de personas de todas las condiciones que procuraban vivir con plenitud, con radicalidad, la vocación recibida en el Bautismo. Después de un largo itinerario de sucesivas aprobaciones diocesanas y pontificias, el 28 de noviembre de 1982 el Beato Juan Pablo II erigió el Opus Dei en prelatura personal. Es decir que dentro de unos días se cumplirán 30 años del momento en que la Obra recibió el “ropaje” jurídico congruente con su espíritu y pedido por San Josemaría: una realidad secular, estructurada de forma jerárquica, con sacerdotes y laicos.

¿Qué es una Prelatura Personal y desde cuando existe en la Iglesia esta forma institucional?

La mejor manera para conocer una realidad, especialmente una realidad eclesial es la experiencia directa (recordemos el “ven y verás” de Felipe a Natanael: son las primeras palabras de marketing en el Evangelio).

El Concilio Vaticano II creó la figura jurídica de las prelaturas personales: circunscripciones eclesiásticas, con un Prelado, que es su cabeza y principio de unidad, y con sacerdotes y diáconos que colaboran con él. Lo específico de las prelaturas personales consiste en que promueven la vida cristiana y la tarea evangelizadora de la Iglesia de un modo complementario al de las diócesis, a las cuales siguen perteneciendo los fieles que forman parte de una prelatura personal. En el caso del Opus Dei la complementariedad consiste en que procuramos dedicar especial atención a la formación de los fieles y de quienes se acercan a sus apostolados: encuentros y retiros espirituales, estudio de las ciencias sagradas, dirección espiritual personal, etc. Por esto, San Josemaría definía la Obra como “una gran catequesis”. Por ser una prelatura personal, el Opus Dei depende de la Congregación de Obispos (al igual que una diócesis o cualquier otra circunscripción eclesiástica) y no de la Congregación de Religiosos o del Pontificio Consejo para los Laicos, porque no es un Instituto de Vida Consagrada ni un Movimiento.

Hay mucho misterio en torno al Opus Dei, desde ser los malos de la novela del Código Da Vinci, hasta ser catalogados como “secta”. ¿A qué cree que se debe?

La vida es compleja y a veces nosotros también somos complicados. Quizá por eso, tendemos a ver misterio y conspiración donde hay una explicación clara y visible. La mejor manera para conocer una realidad, especialmente una realidad eclesial es la experiencia directa (recordemos el “ven y verás” de Felipe a Natanael: son las primeras palabras de marketing en el Evangelio). Por otra parte, esos errores que mencionas son ocasión para que muchos tengan curiosidad y conozcan la realidad, acudiendo a la fuente. Son incontables los casos de personas que se acercaron a la Iglesia buscando la verdad a partir de esas provocaciones, que debemos encarar con sentido positivo.

¿Cuáles son los énfasis del espíritu del Opus Dei?

Lo principal es lo que Dios hace a través de cada fiel de la Prelatura, cada Cooperador, cada uno de los que participa del calor del Opus Dei en su ambiente.

En octubre pasado se cumplieron 10 años de la canonización de San Josemaría. En esa ocasión, el querido Juan Pablo II hizo una síntesis que describe el núcleo de su mensaje: lo definió como “el santo de la vida ordinaria”, ya que insistía mucho en buscar a Dios en la vida corriente, en el trabajo y en las relaciones familiares, sociales, etc. Y daba orientaciones concretas sobre cómo hacerlo. Es un desafío para nosotros vivir ese espíritu de santificación de lo cotidiano, con todas sus manifestaciones. También resaltaba con especial fuerza el papel de la libertad personal y de los derechos y deberes del ciudadano.

¿Qué opinión le merece el libro de Fernando Amado: “El peso de la cruz”?

Me parece un trabajo bien intencionado pero que, como el mismo autor reconoce al inicio, está limitado por su falta de fe. Procurar entender una realidad profundamente eclesial, sin fe, es como describir un iceberg por lo que se ve en la superficie. Por esto, el enfoque sociológico utilizado, aunque es totalmente respetable, pasa por alto aspectos esenciales de una institución de la Iglesia. A quien me pregunta por dónde comenzar a conocer lo que es el Opus Dei, suelo aconsejarle que vaya primero a las fuentes directas: las actividades que se organizan y los escritos del fundador del Opus Dei, que tienen una gran riqueza.

¿Cómo valora la presencia del Opus Dei en el Uruguay? ¿Cuántas personas pertenecen a la Obra?

Gracias a Dios, son muchas las personas que se han acercado al Señor y a su Iglesia por medio de este instrumento, a pesar de los defectos evidentes que tenemos cada uno de nosotros. Resulta casi imposible conocer la influencia de lo que cada uno de los casi 700 fieles hace en su ambiente. A veces sonrío interiormente cuando, para referirse a la Obra, algunos hablan exclusivamente de la Universidad de Montevideo, de la Residencia Del Mar, del CADI y Los Pinos en Casavalle, como si las estructuras fueran lo más importante. Lo principal es, repito, lo que Dios hace a través de cada fiel de la Prelatura, cada Cooperador, cada uno de los que participa del calor del Opus Dei en su ambiente.

Entre todos, 22.11.2012 (quincenario de la Arquidiócesis de Montevideo)