En el canto de los pájaros oigo a Dios

Yedik Almasbekovich Mamrainov vive en Almaty (Kazajstán). Trabaja como jardinero y mantenedor. La belleza de la naturaleza le dio sed de Dios. El contacto con personas del Opus Dei le introdujo en la Iglesia Católica.

Yedik Almasbekovich.

Aunque no recibí ninguna instrucción religiosa, desde pequeño el canto de los pájaros y la belleza de los ríos y montañas de mi tierra me habían llevado a pensar en la existencia de un Creador, y sentía deseos de saber más sobre religión.

Un buen día abrieron un centro del Opus Dei al lado de mi casa y esa fue mi ocasión para profundizar. Allí pude informarme, preguntar, leer... Y también aprendí a rezar.

A los pocos años, aunque no era cristiano, decidí hacerme cooperador, pues compartía los ideales de esas personas que enseñaban a los jóvenes lo que a mí me habría gustado aprender en la juventud: cómo conocer a Dios y llevar una vida noble, de trabajo, de comprensión y respeto hacia los demás, de sana diversión...

Al cabo de unos años me bauticé. El mensaje de san Josemaría me ayuda a santificar mi trabajo, que transcurre en buena parte en un jardín y entre flores: cuando estoy regando o abonando, pienso en los cuidados que tiene el Señor conmigo, y cuando las flores van abriéndose y floreciendo, le pido al Señor por el crecimiento espiritual de todos los hombres.

Yedik Almasbekovich Mamrainov

Vive en Almaty (Kazajstán). Trabaja como jardinero y mantenedor.