9 de enero de 2002: celebración del centenario de Josemaría Escrivá

En torno al 9 de enero, obispos de todo el mundo han presidido misas con ocasión del centenario del nacimiento del beato Josemaría. Ofrecemos una selección de párrafos de las homilías pronunciadas en algunas de esas Celebraciones Eucarísticas.

Asistentes a la misa en Taipei el 9 de enero.

Cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo de París. Iglesia Saint-Honoré d'Eylau, París, 8 de enero.

"Josemaría Escrivá es una de esas figuras que atraviesan los siglos y señalan, de alguna manera, al observador atento, lo que el Espíritu está realizando en su Iglesia. Se podría decir que, desde hace un siglo, Dios ha suscitado hombres y mujeres —como él y muchos otros— que se anticiparon a aquello que el Espíritu dejaría bien claro en el Concilio Vaticano II. La tarea precisa que la Providencia encomendó al beato Josemaría incide sobre uno de estos mensajes: poner por obra la llamada a la santidad de todo el pueblo cristiano".

Monseñor Kaname Shimamoto, arzobispo de Nagasaki. Catedral de Nagasaki, 9 de enero.

“La mejor felicitación que podemos dirigir al beato Josemaría en el centenario de su nacimiento es hacer el propósito de seguir con fidelidad su espiritualidad. Y también esforzarnos por inspirar en el fondo de las conciencias de la sociedad de hoy y en nuestros contemporáneos el sentido de Dios. En otras palabras: manifestar nuestro propósito de dedicarnos a la nueva evangelización”.

Cardenal Frédéric Etsou, arzobispo de Kinshasa. Catedral Notre Dame du Congo, Kinshasa 9 de enero.

“El centenario del nacimiento del beato Josemaría ocurre en un momento de conflictos en el mundo, y particularmente en nuestro país. La violencia y la división tienen como causa frecuente la intolerancia y el rechazo de la diferencia. Nos conviene descubrir y vivir la predicación del beato Josemaría: una constante llamada a aprender a vivir juntos, a trabajar juntos; sin dar importancia a la raza, al contexto cultural, a las convicciones religiosas, a la condición social, a las opciones políticas. (...) Con ocasión de este aniversario, pidamos a Dios que nos conceda, por intercesión del beato Josemaría, la paz para nuestras almas, la paz para nuestro país, la paz para la Iglesia y finalmente la paz para el mundo”.

Cardenal Miguel Obando Bravo, arzobispo de Managua (Nicaragua). Catedral de Managua, 9 de enero.

“Siempre me ha impresionado el énfasis en el apostolado de la doctrina, la labor del Opus Dei es en verdad una continua catequesis, en la noble tarea de difundir la sana doctrina. Mons. Escrivá de Balaguer siguió siempre el ejemplo dado por Jesús: de hacer y enseñar. La impronta de su personalidad ha dejado un profundo surco en la vida de la Iglesia: con sus palabras y con sus obras suscitó en todo el mundo un renovado espíritu cristiano entendido como servicio a los demás hombres con auténtica y operativa caridad”.

Monseñor George Pell, arzobispo de Sidney. St Mary’s Cathedral, Sidney, 4 de enero.

“El beato Josemaría trabajó para ayudar a la gente a conocer más y mejor a Dios. Definió la labor del Opus Dei como una gran catequesis. Y catequesis fue lo que él hizo durante toda su vida, con una forma de expresión que empapaba la doctrina con la novedad del Evangelio, que es «siempre viejo y siempre nuevo» (Mt. 13,52)”.

“El beato Josemaría se consideraba a sí mismo un ‘instrumento inepto y sordo’; y, aun siendo adulto, se veía ‘como un niño que balbucea’. Pido a Dios que haga surgir de entre nosotros muchos hombres y mujeres, igualmente ineptos y sordos, que le permitan trabajar a Él en ellos y a través de ellos cumpliendo su voluntad”.

Cardenal Adrianus Simonis, arzobispo de Utrecht (Holanda). Iglesia Gerardus Majella, Utrecht, 19 de enero de 2002.

“En los hijos se distinguen determinadas cualidades de los padres. Con los hijos espirituales de Josemaría Escrivá, los fieles del Opus Dei, he podido hablar varias veces; en Roma con sus dos sucesores, los obispos Álvaro del Portillo y Javier Echevarría. En este sentido puedo decir que he conocido al fundador por medio de sus hijos en el Opus Dei. En ellos –sacerdotes y laicos– veo ese deseo de santidad y apostolado”.

Cardenal Giacomo Biffi, arzobispo de Bolonia (Italia). Catedral de Bolonia, 9 de enero.

“Su aventura humana, cristiana, sacerdotal —una aventura lineal y extraordinaria al mismo tiempo— se enmarca plenamente en el siglo XX. Si se aprende a interpretar los acontecimientos con los ojos penetrantes de la fe, no es difícil ver en esta maravillosa existencia la respuesta misericordiosa de Dios a las incisivas interpelaciones de uno de los siglos más complicados y trágicos de la historia”.

Cardenal Nicolás de Jesús López, arzobispo de Santo Domingo. Catedral Primada de América, Santo Domingo, 7 de enero.

“El beato Josemaría es un hombre, que —todos le reconocemos— se atrevió a desafiar al mundo: es decir, a proponer la santidad —como él decía— en la calle y para todos los hombres y mujeres de la calle, o sea la gente que está todos los días afanándose en el mundo, en la empresa, en la política, en la economía, en el mundo académico, etc. Por tanto ciertamente fue un hombre que trazó pautas que ojalá otros muchos podamos seguirlas día a día”.

Cardenal Lázló Paskai, arzobispo de Estergom-Budapest. Matyas-Templon, Budapest, 9 de enero.

“Hemos oído en el Evangelio las palabras de Jesús: «Guía mar adentro y echad vuestras redes para la pesca». En estas mismas palabras ha puesto hincapié el Santo Padre al final del Año Santo en su carta Apostólica Novo Millennio Ineunte. Su fin era que, después del entusiasmo del jubileo, no vayamos a volver al gris de todos los días, sino que haya dentro de nosotros el entusiasmo del apóstol San Pablo, que escribía de sí mismo: «persigo lo que está delante, lanzándome hacia la meta, hacia el premio de la excelsa vocación de Dios en Cristo Jesús».”

“Esta enseñanza evangélica de Jesús, estas indicaciones del Santo Padre, fueron cumplidas de modo extraordinario en la vida del beato Josemaría de Escrivá, fundador del Opus Dei. Fue una personalidad sacerdotal sobresaliente del siglo veinte, que se ha esforzado durante toda su vida para la renovación espiritual de la Iglesia. La beatificación del 17 de mayo 1992 fue el reconocimiento de su santidad de vida”.

Monseñor Sigitas Tamkevicius, arzobispo de Kaunas (Lituania). Catedral de Kaunas, 8 de enero.

“Este año comienza el trabajo del Opus Dei en Kaunas, lo que acepto con mucha alegría y con gusto permito que trabajen aquí, para que puedan traer esos frutos de santidad, que llevan a los países donde trabaja la Prelatura. Estoy convencido que la Iglesia Católica en Lituania necesita el espíritu del beato Josemaría encarnado en sus hijos, quienes lleven el auténtico Magisterio de la Iglesia (...). Los fieles del Opus Dei, precisamente cumpliendo el deseo de su Fundador, siguiendo sus pasos, captan la esencia y acertadamente responden a la invitación de Su Santidad Juan Pablo II de “remad mar adentro!” - de buscar la santidad”.

Monseñor Adam Exner, arzobispo de Vancouver. Holy Rosary Cathedral, Vancouver, 9 de enero.

“Los santos no son personas que planifican y organizan su particular estilo de vida y perfección, y lo siguen al pie de la letra con sus propias fuerzas. Los santos son personas que aman y confían en Dios hasta el punto de permitir gozosamente que Dios les conduzca y les lleve allí donde Él quiera. Esta disposición es el signo que define a un alma santa. Desde joven y a lo largo de toda su vida, el beato Josemaría dejó gustoso que Dios guiara y modelase su vida. Y siempre, el tema de su oración fue: ‘Permite que, lo que tú desees y yo no, ocurra’. El beato Josemaría no planificó su vida: dejó que Dios fuera su conductor y guía”.

Cardenal Antonio González Zumárraga, arzobispo de Quito. Catedral del Quito, 9 de enero.

“El beato Josemaría Escrivá de Balaguer, en el cumplimiento de la misión que Dios le confió en su vida, contribuyó a la renovación espiritual de la Iglesia enseñando y difundiendo la doctrina de la vocación universal a la santidad, del valor santificador del trabajo y de la vocación del fiel cristiano al apostolado”.

Cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid. Catedral de la Almudena, Madrid, 9 de enero.

“La historia de los santos es la historia de Cristo que pasa. Por usar una de las frases bien bella de uno de los libros del beato Josemaría Escrivá de Balaguer. Ser Cristo que pasa a través de los tiempos, de los espacios de la historia”.

“Este es el caso también de la figura del fundador del Opus Dei. A través de él y de su Obra, Cristo pasa otra vez en la historia de nuestro tiempo, en la historia del siglo XX. Damos gracias al Señor por ello, y le pedimos, que si él quiere, que sea también este año, lo más pronto posible, el día en que la Iglesia recorra definitivamente el camino canónico del reconocimiento de la santidad del beato Josemaría. Que el Señor conceda a la Prelatura, a los sacerdotes, a sus fieles y a toda la Iglesia celebrarlo de tal manera que sea de nuevo visible entre nosotros a Cristo que pasa”.

Cardenal Francis George, arzobispo de Chicago. St. Mary of the Angels Church, Chicago, 9 de enero.

“Hoy hace cien años, nació Josemaría Escrivá. Un hombre enamorado de Dios, a quien por la fe reconoció como nuestro Salvador, como el Salvador del mundo. Jesús le llamó para predicar la palabra de Dios, como un pescador, como un evangelizador”.

Cardenal Jaime Sin, arzobispo de Manila. Catedral de Manila, 9 de enero.

“Pero quizá más importante que ésa u otras muchas curaciones, son las incontables conversiones atribuidas a su intercesión. El mensaje del beato Josemaría —descubrir a Dios en las circunstancias ordinarias de la vida— ha removido a muchos. El beato Josemaría es realmente un poderoso intercesor ante Dios. Os animo a que le encomendéis vuestras necesidades espirituales y materiales”

Cardenal Cahal B. Daly, arzobispo emérito de Armagh (Irlanda). Church of the Holy Rosary, Dublín, 9 de enero.

"La predicación de Josemaría Escrivá es, al mismo tiempo, vieja como el Evangelio de Jesucristo, y nueva como la llamada edad postmoderna del nuevo milenio. Esta compuesta de verdades muy diversas, pero quizá hay una que llega más al corazón: Josemaría Escrivá predicó constantemente la enseñanza del Nuevo Testamento según la cual cada cristiano, en virtud de su bautismo, está llamado a la santidad".

"Josemaría, ciertamente, insistió con valentía y originalidad en este punto. Habló, por ejemplo, de la necesidad de “materializar” la búsqueda de la felicidad; podría decirse incluso que promovió la necesidad de “encarnar” la santidad en las tareas ordinarias, ya se trate de ocupaciones manuales o de actividades más complejas, como la investigación bioquímica o la física del cosmos”.

Card. Audrys Juozas Backis, arzobispo de Vilnius. Catedral de Vilnius, 9 de enero.

“Los santos son amigos de Dios, es decir, nuestros amigos, ellos nos ayudan y aconsejan, nos bendicen desde el cielo y fortalecen en nuestras debilidades, especialmente nos muestran el camino con el ejemplo de su vida. Justamente el beato Josemaría, es famoso por su libro Camino, el cual muchas personas siguen y en el cual muchas personas encuentran fortaleza y hermosos pensamientos para vivir vida cristiana en medio de este mundo”.

Arzobispo Christopher Pierre, nuncio en Uganda. Christ the King Church, Kampala, 9 de enero.

“Damos gracias a Dios por el beato Josemaría, fundador del Opus Dei. Estamos agradecidos por su vida, por habernos transmitido un gran desafío. Recordemos lo que el Papa dijo al comienzo de su Pontificado: No tengáis miedo, no tengáis miedo a la santidad. Esta llamada a la santidad es para ti, es para mí, para cada uno de nosotros. Todos estamos invitados a formar parte de la gran familia de Dios, a formar parte de la Iglesia, y a ser activos miembros de ella, presencia viva de Dios en nuestras vidas, en este mundo. No tengáis miedo a la santidad”.

Cardenal Norberto Rivera, arzobispo primado de México. Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, México D.F., 9 de enero.

“Lo mismo que el beato Juan Diego y tantas hermanas y hermanos nuestros que gozan de la bienaventuranza eterna, el beato Josemaría se suma esa muchedumbre tan variada de santos, que no son personas especiales, super-hombres, sino seres normales y corrientes como nosotros, con la diferencia de haber sido instrumentos fieles de Dios”.

Mons. Józef Zyczyñski, arzobispo de Lublin (Polonia). Catedral de Lublin, 9 de enero.

“Santificar el trabajo, santificarse a través del trabajo y santificar a los demás con el trabajo; esta ha sido el principal mensaje del beato Josemaría. Y no son sólo palabras bonitas porque él mismo lo practicó en su vida. Así como Cristo no habló sólo de la Cruz sino que, sobre todo, murió en la Cruz por nosotros, así nuestro Beato no sólo habló de santidad en el trabajo sino que la realizó en su vida siendo él santo y santificando a otros”.

Monseñor Armindo Lopes Coelho, obispo de Oporto. Iglesia de la Trinidad, Oporto, 9 de enero.

“En la celebración del centenario del nacimiento del beato Josemaría, duc in altum! (¡Navega mar adentro!): la santidad debe ser tu ideal. Dios providente te abrirá el camino para que avances con alegría y optimismo la senda de la santidad. No te desanimes. El Maestro marcha delante de nosotros y dice continuamente: duc in altum!, ten esperanza, eres hijo de Dios, no te desanimes. Lánzate, atrévete (...). En la celebración del nacimiento del beato, damos gracias a Dios por su vida, por sus escritos, por su obra, por el ejemplo que nos ha dado. Pidámosle que sea nuestro intercesor ante Dios”.

Monseñor Peter Henrici, S.J., obispo auxiliar de Zurich. En la misa celebrada en la iglesia de Nuestra Señora de Zurich el 10 de enero.

“Al principio he dicho que yo considero al beato Josemaría como una de las figuras más importantes del Catolicismo del siglo XX, y les debo una explicación. El beato Josemaría fue uno de los primeros [...] en reconocer la importancia de los laicos en la Iglesia. Y propuso una espiritualidad adecuada a sus necesidades específicas. En esto fue un pionero. [...] Ha tenido realmente el mérito y probablemente también la gracia de ser el primero en recorrer este camino. Recemos pues para que su Obra continúe siendo bien guiada de acuerdo con su espíritu, y que muchos laicos encuentren su vocación en la vida cotidiana”.