“Actualiza Tu Fe” en la Residencia Universitaria Acacias

En una de sus catequesis el Papa Benedicto XVI ha dicho que “La fe no es ciega, trata de entender y demostrar que es razonable. Por eso es un impulso para la razón y la ciencia, porque abre sus ojos a una realidad más grande, que permite conocer mejor el verdadero ser del hombre en su integridad.”

Durante el curso de doctrina en la biblioteca de la residencia

Con motivo del Año de la Fe en la Residencia Universitaria Acacias nos hemos propuesto ofrecer a las residentes y amigas un curso donde las estudiantes tengan la oportunidad de redescubrir y estudiar con mayor profundidad diversos contenidos de la fe. También se han ofrecido charlas sobre temas de bioética y antropología, tales como la dignidad y el valor de la vida humana, la libertad humana y las virtudes. A este curso lo hemos llamado “Actualiza Tu Fe”.

Nos pareció necesario ofrecer a las estudiantes un curso de doctrina que fuera de la mano de clases complementarias sobre la identidad humana. Jutta Burgraff, quien fue profesora de la facultad de teología de la Universidad de Navarra, así lo recomendó en su conferencia: La transmisión de la fe en el postmodernismo: en y desde la familia 

             “Si queremos hablar sobre la fe, es preciso tener en cuenta el ambiente en el que nos movemos. Tenemos que conocer el corazón del hombre de hoy —con sus dudas y perplejidades”.

En el 2013 celebraremos el 80º aniversario del comienzo de la primera Residencia Universitaria a la par con el Año de la Fe. Desde los comienzos, las Residencias Universitarias han sido un gran instrumento para la transmisión de la fe. El ambiente de familia y la clara identidad cristiana crean un clima en el cual se facilita la práctica de la fe y el apostolado en el ambiente universitario.

Como explica Benedicto XVI, el mensaje cristiano no es “sólo «informativo», sino «performativo»”. Eso significa que el Evangelio no es solamente una comunicación de cosas que se pueden saber, sino una comunicación que comporta hechos y cambia la vida. 

Una de las costumbres cristianas que vivimos en la Residencia Acacias es la Vela al Santísimo desde la noche del jueves hasta la mañana del primer viernes del mes. Se comenzó en el 2005, con motivo del año de la Eucaristía, y desde entonces, cada mes, excepto en los meses de vacaciones, la Residencia ha abierto sus puertas a un sinnúmero de universitarias. 

Fabiola es estudiante de Industrias Pecuarias

Fabiola Cruz Ramos, estudiante de Industrias Pecuarias, suele participar en las velas al Santísimo y comparte lo siguiente: “Para mí como estudiante universitaria, ser voluntaria en actividades que ofrece la residencia Acacias, principalmente la Vela al Santísimo los primeros jueves de cada mes, ha sido sinceramente una experiencia gratificante. No sólo por el simple hecho de que sacas un pequeño rato de tu tiempo para ofrecérselo al Señor, sino porque (…) nosotras como estudiantes, en nuestra comunidad, en nuestro círculo de amistades, y en nuestra familia podemos mantener nuestro norte enfocado. A través de los años en la universidad, caemos más en cuenta de lo fácil que es seguir tendencias "alocadas" y perder por un momento nuestro camino.

 

Por todo lo mencionado anteriormente, para mí es inmensamente importante ser parte de estas Velas al Santísimo. Me encuentro conmigo misma. No sólo quiero asistir a las velas, mejor dicho, yo necesito estar presente en cada una de ellas. En todas las que pueda. ¿Por qué? Porque pedimos respuestas, pero a veces no las buscamos. Esperamos dar y luego recibir a cambio "algo". Me he dado cuenta que si quiero respuestas tengo que ir tras ellas, que me he sentido muchísimo mejor cuando ofrezco o doy sin esperar nada a cambio, que basta la satisfacción de querer marcar una diferencia en la sociedad. En fin, asistir a los medios de formación que ofrece la residencia me ayuda a vivir plenamente todo lo aprendido. Y compartirlo con los demás. Honestamente, me hace feliz.

El alcance que va teniendo el ambiente de la Residencia en muchas jóvenes es muy difícil de medir. Al pasar los años se ve que los frutos son incontables y que se ha hecho mucho bien en la vida de muchas universitarias y sus familias. Este es el caso de Vivian Berra Figueroa, graduada de Ingeniería Civil y actualmente casada y madre de familia.

“Conocí el Opus Dei por error. Siempre me ha parecido muy curiosa la forma en que la conocí. Todo sucedió porque un día una joven universitaria de la Obra saludó a mi compañera de cuarto por equivocación, (pensaba que era otra persona). Por esa equivocación primera y la simpatía de la joven de la Obra surgió una nueva amistad. Acompañé a mi “roomate” una tarde a una meditación en la Residencia Universitaria Acacias, y así fue que conocí el Opus Dei.“Mi “roomate” era de otra religión y pronto se mostró desinteresada en seguir asistiendo a las meditaciones cada semana. Yo, por otra parte, sentía curiosidad de saber más sobre eso de ser santo desde lo ordinario. En la Obra aprendí a santificar todo lo que hago. Aprendí que el ser humano no sólo necesita información, que era lo que buscaba en la universidad, sino también formación, que fue lo que recibí en Acacias durante mis años universitarios. 

En la Obra aprendí a santificar todo lo que hago... Aprendí a ofrecer sacrificios a la hora de comer, estudiar, o trabajar. Aprendí a tener pudor en el vestir; una joven siempre debe lucir atractiva, no provocativa.

     En Acacias participaba de círculos, charlas y convivencias que no sólo ampliaban mi conocimiento de la fe católica sino que también me acercaban más a Dios. Aprendí a ofrecer sacrificios a la hora de comer, estudiar, o trabajar. Aprendí a tener pudor en el vestir; una joven siempre debe lucir atractiva, no provocativa. 

      Hoy soy madre, esposa y profesional y mi ritmo de vida es muy distinto de cuando estaba en la universidad. Aun así, en los días que ya no tengo ánimo de hacer nada o que siento que voy a desmayar, sigo recordando aquella anécdota en la que San Josemaría le escribió a un joven en un papel como consejo, “MAS!” 

Umberto Farri, comentó en una entrevista que “San Josemaría Escrivá, que era un universitario con grandes dotes y que nunca dejó de estimular las actividades alrededor de los universitarios, solía resumir el grado de una relación humana de verdadera amistad de esta manera:La verdadera caridad, antes que en el dar, está en el comprender

Pienso que los jóvenes, y quizá los universitarios en particular, buscan algo grande por lo que valga la pena empeñarse. Tal vez el problema es que nadie les propone “ideas-madre”: ideas que sobre todo han de estudiarse y sobre las que, en un segundo momento, se deben confrontar. 

Las residencias son lugar de acogida, hogar de familia, centros de formación humana e intelectual y, sobre todo, lugar donde muchas jóvenes vienen a encender su fe o a dar los primeros pasos hacia ella.