San Pablo y los hijos de Dios

“Abba, Padre, Papá”. Así se dirigía Jesucristo a Dios cuando dialogaba con su Padre. Es algo que también podemos hacer nosotros: llamar a Dios “Padre”. Él nos cuida como tal. En el año paulino, Robert Gahl comenta esta realidad en un nuevo vídeo sobre el Apóstol (01’45").

"Y porque sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama diciendo: ¡Abbá!, ¡Padre!". Gálatas, 4,6. 

"Y porque sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama diciendo: ¡Abbá!, ¡Papá!". Estas palabras de San Pablo, verdaderamente sorprendentes, nos recuerdan que, por medio del bautismo, hemos entrado -nos encontramos "inmersos"- en el misterio de la Trinidad. Porque es Dios mismo quien habla en nuestros corazones.El Espíritu del Hijo, desde nuestro interior, llama a Dios: "Padre". 

San Josemaría tomó conciencia claramente de que era hijo de Dios -y así lo transmitió desde entonces a las personas del Opus Dei-, una vez que se encontraba en un tranvía, en Madrid. Con más profundidad que nunca, entendió: "¡Soy hijo de Dios!, Dios es mi Padre, que me cuida siempre". 

Dios está presente en el corazón de cada cristiano, de modo que podemos hablar como hijos de Dios, y llamar a Dios "Padre", como Cristo hace. Y no sólo podemos dirigirnos a él mediante la oración -que es importante- sino que hemos de 'actuar' como hijos de Dios, llamando a Dios 'Abba, Padre' con nuestras obras, y no sólo con las palabras.


Vídeo publicado en 2008 con motivo del Año Paulino. El Año Paulino fue un jubileo convocado por el papa Benedicto XVI en conmemoración del bimilenario del nacimiento del apóstol Pablo de Tarso. Se celebró entre el 28 de junio de 2008 y el 29 de junio de 2009. Tuvo un marcado carácter ecuménico, según los deseos del pontífice.