El Padre en Nicaragua: “El Señor nos quiere contentos”

El 30 de enero (2019) a las 9:30 de la mañana aterrizó el Prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, en el aeropuerto internacional de la cuidad de Managua, Nicaragua.

El Padre viajó a este país centroamericano como parte de su visita a Panamá para la JMJ y a Costa Rica.

En Managua tuvo dos encuentros con personas del Opus Dei, amigos y personas que participan de los medios de formación que la Obra ofrece en esta ciudad. Al llegar al Centro Universitario Villa Fontana pudo saludar a algunas familias nicaragüenses que le esperaban allí.

A las 11 de la mañana se dirigió al Centro Cultural La Rivera para compartir con mujeres del Opus Dei y que asisten a los medios de formación que ahí se imparten.

Por la tarde, a las 2 p.m., el Padre tuvo un encuentro en el Centro Universitario Villa Fontana con fieles de la Obra y amigos. A continuación, se recogen algunas ideas de esa actividad.

El Prelado de la Obra comenzó invitando a los asistentes a que “nunca perdamos la alegría y la esperanza (...) San Josemaría siempre rezaba por alguna noticia que miraba, aunque fuera de un país muy lejano”. Agregó que la alegría es consecuencia fundamentalmente del amor como lo escribió san Josemaría “Lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado.”

Al considerar el horizonte amplísimo del apostolado en Nicaragua el Padre dijo “Somos pocos para lo mucho que hay que hacer. Para extender la Obra, podemos pensar que es difícil (...), pero la fuerza de Dios es más grande. Que sintáis lo de vuestro país para rezar, para trabajar (...) Cuando hay personas que no están bien, hay que perdonar siempre”.

Algunos de los participantes pudieron dirigirle algunas preguntas al Padre. Jorge y su esposa Jésica tienen cuatro hijos y uno en camino, le contó al Padre que durante algún tiempo tuvieron dificultad para tener hijos y encomendaron al beato Álvaro del Portillo este favor; le preguntó al Prelado “¿Cómo ser generosos con los hijos en tiempos de crisis?", a lo que respondió que la apertura a la vida es un don maravilloso por el cual Dios hace a los padres partícipes de ese poder creador y afirmó “lo que vale una persona es algo grande (...) Hay que tener una visión de futuro y futuro es la vida eterna".

Humberto le preguntó al Padre sobre cómo aprender a vivir mejor y perdonar cuando el ambiente lo dificulta. El Padre recordó cómo en la vida de San Josemaría podemos tomar ejemplo del sentido cristiano de la caridad y del perdón cuando parece más difícil hacerlo y le recomendó “Tener los mismos sentimientos de Jesucristo ante las demás personas (...)" tomando pie de una frase de San Josemaría: "Que yo vea con tus ojos, Cristo mío". Concluyó recordando la importancia de la oración y la Eucaristía como medios seguros para hacerlo también.

Helio, que hace algunos meses se estrenó en su nuevo rol de esposo y ahora también de padre, le preguntó al Padre cómo lograr compaginar la vida familiar con el trabajo y la formación espiritual que es tan necesaria. El Prelado recomendó a todos apoyarse en la virtud del orden. “Tener un esquema más o menos establecido para poner cada cosa en su sitio (familia, amigos, trabajo...) (...) Porque a veces tenemos la tendencia a dedicar más tiempo a lo que gusta más. (...) El orden hace que quepan las cosas. (...)"

Al terminar la tertulia los presentes le cantaron al Padre la canción “Nicaragua mía” con la ilusión de que se lleve un recuerdo muy especial de este país de lagos y volcanes. Por la tarde el Padre se trasladó a Panamá de nuevo para tomar al día siguiente el avión que le llevará a Puerto Rico.