Un milagro de fe y de amor

Así califica a la presencia del Opus Dei en África Bernadette W. Musundi, directora de una ONG en Kenia con cuatro millones de mujeres afiliadas.

Cuenta una anécdota que un sacerdote europeo, misionero en el territorio Masai en Kenia, le preguntó a un anciano del lugar:

–“¿Tú rezas?”

–“¿Porqué iba a hacerlo?”, respondió el Masai.

El misionero, sonriente, le dijo:

–“Bueno, para que Dios te ayude y te proteja…”

El anciano se volvió hacia el sacerdote y le preguntó:

–“¿Cuántas casas tienes?

–Una, dijo el sacerdote.

–“¿Cuántos acres de tierra?

–Ninguno.

–¿Cuántas vacas?

–Ninguna.

–¿Cuántas mujeres?

–Ninguna, volvió a contestar el sacerdote.

–“Bueno –le dijo el anciano– yo tengo tres casas, 100 acres de tierra, 2 mil vacas y 5 mujeres. Tú eres el que necesita rezar, no yo”.

Esta corta y divertida anécdota nos introduce al contexto del encuentro dramático de dos civilizaciones. Por una parte, la vieja Europa: cristiana, generosa, que se presta a echar una mano y a derramar su propia sangre para ayudar a su prójimo. Era una Europa que entendía claramente que “la última y más alta misión del cristiano respecto a los no creyentes es sufrir por ellos y en su lugar, como hizo el Maestro.”(1)  Por otra parte África: abierta, sincera, tradicional, pragmática e inmersa en las creencias supernaturales de su cultura.

Señoras y señores, San Josemaría, un instrumento fiel de Dios, combinó las mejores realidades de estos dos continentes: la fe y el vigor de la vieja Europa con el África pragmática y generosa, por medio de un sencillo pero profundo mensaje de santidad ordinaria en medio del mundo. Su legado está produciendo el más increíble y bello milagro en Kenia, y en parte por eso estoy aquí ante ustedes hoy.

He aprendido de San Josemaría a buscar la perfección cristiana en mi vida ordinaria y en mis circunstancias personales como madre, esposa y en mi trabajo profesional. Esto a veces me presenta muchos retos que parecen insuperables. En estas situaciones trato de levantar mi mente y mi corazón a Dios y pedirle su bendición e inspiración porque la naturaleza de mi trabajo no ofrece soluciones fáciles.

¿Cómo llegó el Opus Dei a África?

La presencia del Opus Dei en África es un milagro de fe y de amor. La historia de sus comienzos es la de la fe y el amor de San Josemaría. ¿Cómo llegó el Opus Dei a África? En 1957 el Delegado Apostólico para África Oriental y Occidental Británica, Mons. Mojaiski-Perelli había conocido y hecho amistad con San Josemaría en Roma. En una carta fechada 26 de octubre de 1957, apelando al celo apostólico de San Josemaría, le pedía que enviara fieles del Opus Dei a Kenia.

El Opus Dei se había fundado menos de 30 años antes y era todavía como un pequeño bebé aprendiendo a andar y hablar en los brazos de la Madre Iglesia. En esa época San Josemaría no tenía medios materiales y tampoco disponía de personas para esta nueva expansión. Sin embargo, el Delegado Papal no estaba dispuesto a aceptar la negativa como respuesta e insistió en lo lamentable que sería ver perderse tantas almas.

San Josemaría decidió poner en marcha inmediatamente la posibilidad de establecer el primer centro del Opus Dei en África, lo cual se logró en agosto de 1958. Algunos fieles de la Prelatura viajaron a Kenia y se establecieron en Nairobi. Tres años después Strathmore College, hoy Universidad de Strathmore, abrió sus puertas como el primer colegio multirracial en el África de habla inglesa.

Al mismo tiempo, las mujeres del Opus Dei abrieron el Kibondeni College of Catering y Kianda College para estudios de secretariado. Todos estos colegios fueron inspirados y promovidos por San Josemaría como instituciones en las que hombres y mujeres de todas las razas, creencias y procedencia pudieran agruparse para estudiar virtudes y valores profesionales, humanos y espirituales en un entorno libre y responsable.

Historias fantásticas

Hay historias fantásticas e increíbles de lo que pasó en esas instituciones y de cómo se impartió la formación, tan necesaria en la región de África oriental, a esos jóvenes pioneros que eran inocentes, generosos, necesitados y que tenían grandes deseos de aprender y de trabajar para sus países que aún no eran independientes.

En febrero de 1961 las mujeres comenzaron lo que llegaría a ser la Kibondeni School of Institutional Management –una unidad de preparación para mujeres anexa al departamento de catering de Strathmore College. Era una institución única en la Kenia anterior a la independencia, en la que los hombres habían realizado todos los trabajos de catering hasta entonces.

San Josemaría pidió a tres mujeres que se hicieran cargo de esta unidad. La unidad preparaba a mujeres de Kenia y proveía los servicios para el profesorado y los estudiantes de Strathmore. De entre estas mujeres surgieron las primeras Numerarias Auxiliares de Kenia en 1963 –Florence Auma y Mary Mumbua. A ellas las siguieron muchas otras, que ahora se encuentran trabajando no sólo en Kenia, sino también en Nigeria, Congo, Costa de Marfil, Camerún, Uganda, Sudáfrica… enseñando a otras mujeres y chicas los conocimientos de la hospitalidad y haciéndoles ver cómo pueden encontrar a Cristo en su trabajo.

Kianda Secretarial School comenzó en enero de 1961. Tuvo que superar muchas dificultades en ese periodo de pre-independencia para poder abrir sus puertas a chicas de todas las razas, como San Josemaría había indicado expresamente desde el comienzo del trabajo apostólico en Kenia. Con el paso del tiempo Kianda se convirtió en Escuela Secundaria (1977) y en 1989 se abrió la Sección Primaria.

Otras iniciativas corporativas en Kenia son Kimlea, un centro que comenzó con la idea de ayudar a las mujeres y chicas que trabajan en las plantaciones de café y de té en la zona de Limuru a mejorar su nivel y calidad de vida.

La mayoría de las mujeres que trabajan en las plantaciones tienen muy pocos estudios y ninguna fuente alternativa de ingresos. Por consiguiente, se encuentran en un círculo vicioso de pobreza que es difícil de romper. Recogen té como medio de vida, un trabajo de temporada que les paga menos de 1 euro al día. Este dinero es escasamente suficiente para cubrir las necesidades básicas de la familia.

Para ayudar a resolver este problema, La Fundación Kianda comenzó Kimlea. Su principal objetivo es proporcionar conocimientos técnicos a las mujeres y jóvenes para que tengan una fuente alternativa de ingresos y puedan aumentar el nivel de vida de sus familias y, como consecuencia, el de la sociedad a su alrededor.

Historias de heroísmo en lo ordinario

El trabajo de evangelización realizado en estas instituciones a través de la amistad personal y la confidencia de los fieles del Opus Dei, donde quiera que viviesen, trabajaran o estudiasen fue como un fuego inextinguible que ayudó a profundizar a las raíces cristianas de la semilla sembrada por los misioneros.

A través del trabajo de los misioneros Dios rotuló la tierra, plantó la semilla, y el sudor y la sangre misionera la regó. Hoy, por medio de este inmenso apostolado laico y personal de amistad y confidencia, Dios está cosechando los frutos para la Iglesia, para África y para el mundo; frutos que son esenciales en el contexto de la sociedad moderna.

Sin embargo, el bien que hacen estas instituciones es sólo la punta del iceberg. La sustancia y el aspecto más importante del legado de San Josemaría en África permanece aún desconocido para la mayoría de los mortales.

Estas son las historias de heroísmo en lo ordinario, en el silencio del hogar, en las tensiones de un hospital, en la elocuencia de un tribunal de justicia, en el martilleo de una fábrica, en el rumor de la calle, en una palabra, en el “mundo”. Ahí, donde se supone que cada uno de nosotros debe estar, cada uno está llamado a encontrase con Cristo y llevar a otros a Él con la ayuda de la Santísima Virgen María.

Dios envió el Opus Dei a África a través de San Josemaría y está dejando una impronta imborrable en las vidas y el trabajo de muchas almas africanas. Hoy hay centros del Opus Dei en Kenia, Nigeria, Costa de Marfil, Congo, Camerún, Sudáfrica y Uganda. Hay fieles de la Prelatura en muchos más países africanos y la devoción a San Josemaría se ha extendido desde Rwanda a Togo, de Darfur a Namibia… por todo el Continente.

(1) RATZINGER, Joseph, op. cit., citando a E Wolf, Religion in Geshichte und Gegenwart, I, 1705.

- Fragmentos de una conferencia pronunciada por Bernadette Wanyonyi Musundi, Directora Ejecutiva de Maendeleo Ya Wanawake Organization (MYWO), una ONG que cuenta con cuatro millones de mujeres afiliadas en Kenya.