Por sus obras y su legado, podemos sentir a don Álvaro muy cercano

El pasado viernes 12 de mayo se llevó a cabo la santa misa en honor al beato Álvaro del Portillo. El padre Pablo Palomar, vicario del Opus Dei en la delegación México, recordó varias anécdotas y aspectos del beato que lo hacían ser un hombre leal a Cristo y a su Iglesia.

Durante la homilía se rememoraron muchos de los aspectos de la vida del beato Álvaro, tanto su facilidad para aprender distintos idiomas, como el japonés, el cual aprendió durante la Guerra Civil Española, y sus doctorados en Ingeniería, Teología y Derecho Canónico.

“Que fácil era acudir a él y contarle cosas, eso ayuda a decir yo quiero llegar a ser como él” dijo el padre Palomar al referirse a los años en los que pudo estar cerca del beato Álvaro. De muchas de las características que recordó durante la Misa, animó a todos los presentes a imitarlo en su lealtad: "Esta lealtad, era fidelidad a una persona y a un ideal, lealtad que obtuvo como virtud sobrenatural, no como virtud humana. San Josemaría Escrivá de Balaguer decía refiriéndose al beato: “Quisiera yo que lo imitarais en muchas cosas, pero sobre todo en la lealtad”.

“Queremos que Cristo reine en nuestros corazones…”

“A Jesús se va y se vuelve por María”.

El padre Palomar también recordó que cuando al beato Álvaro del Portillo lo consagraron obispo, escogió el lema: “Queremos que Cristo reine”, y eso es lo que nos dice el Papa Francisco, nuestra fe es el trato con la persona de Jesús. Es a Cristo a quien le debemos esta lealtad, pues se entregó por cada uno de nosotros, el vicario puso énfasis en que debemos regresar a Cristo si nos separamos de Él, y no olvidar que podemos acudir a María, pues así como también decía san Josemaría: “A Jesús se va y se vuelve por María”.

Recordó también al Papa Francisco durante la peregrinación que hizo ese fin de semana al Santuario de Fátima con ocasión del centenario de las apariciones a los tres pastorcitos y la canonización de Jacinta y Francisco, los dos videntes más pequeños.

El beato Álvaro del Portillo nació el 11 de marzo de 1914 en Madrid, fue el tercero de ocho hermanos. En 1935 se incorporó al Opus Dei y en junio de 1944 fue ordenado sacerdote. El 15 de septiembre de 1975, tras la muerte del Fundador, el Congreso General lo eligió para ser el sucesor de san Josemaría Escrivá de Balaguer. San Juan Pablo II le concedió la ordenación episcopal el 6 de enero de 1991 en la basílica de San Pedro.

Como Prelado del Opus Dei, estimuló la puesta en marcha de numerosas iniciativas sociales y educativas como el Colegio Meyalli en México o el Centro Hospitalario Monkole en el Congo. Fue autor de publicaciones sobre materias teológicas, canónicas y pastorales: Fieles y laicos en la Iglesia (1969), Escritos sobre el sacerdocio (1970) y muchos otros textos dispersos, gran parte de ellos recogidos póstumamente en el volumen Rendere amabile la Verità. Raccolta di scritti di Mons. Álvaro del Portillo, publicado en 1995 por la Libreria Editrice Vaticana. Mons. Álvaro del Portillo falleció en Roma en la madrugada del 23 de marzo de 1994, pocas horas después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa. La víspera, el 22 de marzo, había celebrado su última misa en la iglesia del Cenáculo de Jerusalén. Tras su muerte, miles de personas han testimoniado el recuerdo de su bondad, el calor de su sonrisa, su humildad, su audacia sobrenatural, la paz interior que su palabra comunicaba.

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Para más información del beato Álvaro del Portillo visita : https://opusdei.org/es-mx/alvaro-del-portillo/