¿Por qué se hizo hombre el Hijo de Dios?

En el Credo se dice: “Creo en Jesucristo, Hijo único de Dios, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen". Pero, ¿qué significa realmente que Dios se haya encarnado?

Sumario

1. ¿Por qué el Hijo de Dios, quiso hacerse hombre?
2. ¿Por qué se llama Jesús, Jesucristo?
3. ¿Qué significa el misterio de la Encarnación?
4. ¿Tiene sentido venerar, rezar ante las imágenes de Jesús, ante el Belén?


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1. ¿Por qué el Hijo de Dios, quiso hacerse hombre?

En el Credo se dice: "Creo en Jesucristo, Hijo único de Dios, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen".

Con el pecado de nuestros primeros padres, habíamos perdido la amistad con Dios y se había cerrado el camino al Cielo. Pero "Dios nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1 Jn 4, 10).

Jesucristo se encarnó –se hizo hombre - para salvarnos reconciliándonos con Dios. "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3, 16): "En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él" (1 Jn 4, 9). Catecismo de la Iglesia Católica, 456-459

Textos de san Josemaría para meditar

Es preciso mirar al Niño, Amor nuestro, en la cuna. Hemos de mirarlo sabiendo que estamos delante de un misterio. Necesitamos aceptar el misterio por la fe y, también por la fe, ahondar en su contenido. Para esto, nos hacen falta las disposiciones humildes del alma cristiana: no querer reducir la grandeza de Dios a nuestros pobres conceptos, a nuestras explicaciones humanas, sino comprender que ese misterio, en su oscuridad, es una luz que guía la vida de los hombres. Es Cristo que pasa, 13

El amor divino hace que la segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Verbo, el Hijo de Dios Padre, tome nuestra carne, es decir, nuestra condición humana, menos el pecado. Y el Verbo, la Palabra de Dios es Verbum spirans amorem, la Palabra de la que procede el Amor. El amor se nos revela en la Encarnación, en ese andar redentor de Jesucristo por nuestra tierra, hasta el sacrificio supremo de la Cruz. Es Cristo que pasa, 162
Iesus Christus, Deus Homo, Jesucristo Dios-Hombre. Una de las magnalia Dei, de las maravillas de Dios, que hemos de meditar y que hemos de agradecer a este Señor que ha venido a traer la paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. A todos los hombres que quieren unir su voluntad a la Voluntad buena de Dios: ¡No sólo a los ricos, ni sólo a los pobres!, ¡a todos los hombres, a todos los hermanos! Que hermanos somos todos en Jesús, hijos de Dios, hermanos de Cristo: su Madre es nuestra Madre. Es Cristo que pasa, 18

2. ¿Por qué se llama Jesús, Jesucristo?

El Catecismo recoge los datos de la Sagrada Escritura, sobre el nombre de Jesús. El ángel le dijo a Virgen María cúal sería el nombre del niño que nacería por obra del espíritu Santo: “se llamará "Jesús" "porque él salvará a su pueblo de sus pecados". El nombre de Jesús significa "Dios salva" (Mt 1, 21); "No hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos" (Hch 4, 12). Cristo viene de la traducción griega del término hebreo "Mesías" que quiere decir "ungido". Pasa a ser nombre propio de Jesús porque Él cumple perfectamente la misión divina que esa palabra significa. Jesús es el Cristo). Era "el que ha de venir" (Lc 7, 19), el objeto de "la esperanza de Israel"(Hch 28, 20). Para ser cristiano es necesario creer que Jesucristo es el Hijo de Dios (cf. Hch 8, 37; 1 Jn2, 23). Catecismo: 436, 453-454

Textos de san Josemaría para meditar

Pierde el miedo a llamar al Señor por su nombre —Jesús— y a decirle que le quieres. Camino, 303

¡Cómo me hizo gozar la epístola de ese día! El Espíritu Santo, por San Pablo, nos enseña el secreto de la inmortalidad y de la Gloria. Los hombres todos sentimos ansias de perdurar.

Querríamos hacer eternos los instantes de nuestra vida, que reputamos felices. Querríamos glorificar nuestra memoria... Querríamos la inmortalidad para nuestros ideales. Por eso, en los momentos de aparente felicidad, al tener algo que consuela nuestro desamparo, todos, naturalmente, decimos y deseamos: para siempre, para siempre...

¡Qué sabiduría la del demonio! ¡Qué bien conocía el corazón humano! Seréis como dioses, les dijo a los primeros padres. Aquello fue un engaño cruel. San Pablo, en esta epístola a los Filipenses, enseña un divino secreto, para tener la inmortalidad y la Gloria: se anonadó Jesús, tomando forma de siervo... Se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz. Por lo cual, Dios lo exaltó y le dio un nombre que está por encima de todo nombre: para que ante el nombre de Jesús se arrodillen todos en los Cielos y en la tierra y en los infiernos... Forja, 1021

3. ¿Qué significa el misterio de la Encarnación?

Volviendo a tomar la frase de san Juan ("El Verbo se encarnó": Jn 1, 14), la Iglesia llama "Encarnación" al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una naturaleza humana para llevar a cabo por ella nuestra salvación.

La Iglesia confiesa así que Jesús es inseparablemente verdadero Dios y verdadero Hombre. Él es verdaderamente el Hijo de Dios que se ha hecho hombre, nuestro hermano, y eso sin dejar de ser Dios, nuestro Señor: "Sin dejar de ser lo que era ha asumido lo que no era", canta la liturgia.

El Hijo de Dios trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado».
Catecismo de la Iglesia católioca: 461-470

Textos de san Josemaría para meditar

Cuando la Virgen respondió que sí, libremente, a aquellos designios que el Creador le revelaba, el Verbo divino asumió la naturaleza humana: el alma racional y el cuerpo formado en el seno purísimo de María. La naturaleza divina y la humana se unían en una única Persona: Jesucristo, verdadero Dios y, desde entonces, verdadero Hombre; Unigénito eterno del Padre y, a partir de aquel momento, como Hombre, hijo verdadero de María: por eso Nuestra Señora es Madre del Verbo encarnado, de la segunda Persona de la Santísima Trinidad que ha unido a sí para siempre —sin confusión— la naturaleza humana. Amigos de Dios, 274

El Hijo de Dios se hizo carne y es perfectus Deus, perfectus homo, perfecto Dios y perfecto hombre. En este misterio hay algo que debería remover a los cristianos. Estaba y estoy conmovido: me gustaría volver a Loreto. Me voy allí con el deseo, para revivir los años de la infancia de Jesús, al repetir y considerar ese Hic Verbum caro factum est. Iesus Christus, Deus Homo, Jesucristo Dios-Hombre. Una de las magnalia Dei, de las maravillas de Dios, que hemos de meditar y que hemos de agradecer a este Señor que ha venido a traer la paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. A todos los hombres que quieren unir su voluntad a la Voluntad buena de Dios: ¡No sólo a los ricos, ni sólo a los pobres!, ¡a todos los hombres, a todos los hermanos! Que hermanos somos todos en Jesús, hijos de Dios, hermanos de Cristo: su Madre es nuestra Madre. Es Cristo que pasa, 13

4. ¿Tiene sentido venerar, rezar ante las imágenes de Jesús, ante el Belén?

Como el Verbo se hizo carne asumiendo una verdadera humanidad, se puede "pintar" la faz humana de Jesús (Ga 3,2). En el séptimo Concilio ecuménico, la Iglesia reconoció que es legítima su representación en imágenes sagradas.

La Iglesia siempre ha admitido que, en el cuerpo de Jesús, Dios "que era invisible en su naturaleza se hace visible" (Misal Romano, Prefacio de Navidad). En efecto, las particularidades individuales del cuerpo de Cristo expresan la persona divina del Hijo de Dios. Él ha hecho suyos los rasgos de su propio cuerpo humano hasta el punto de que, pintados en una imagen sagrada, pueden ser venerados porque el creyente que venera su imagen, "venera a la persona representada en ella". Catecismo de la Iglesia Católica, 475-477

Textos de san Josemaría para meditar

Cuando llegan las Navidades, me gusta contemplar las imágenes del Niño Jesús. Esas figuras que nos muestran al Señor que se anonada, me recuerdan que Dios nos llama, que el Omnipotente ha querido presentarse desvalido, que ha querido necesitar de los hombres. Desde la cuna de Belén, Cristo me dice y te dice que nos necesita, nos urge a una vida cristiana sin componendas, a una vida de entrega, de trabajo, de alegría.

Grandeza de un Niño que es Dios: su Padre es el Dios que ha hecho los cielos y la tierra, y El está ahí, en un pesebre, quia non erat eis locus in diversorio, porque no había otro sitio en la tierra para el dueño de todo lo creado. Es Cristo que pasa, 18

He procurado siempre, al hablar delante del Belén, mirar a Cristo Señor nuestro de esta manera, envuelto en pañales, sobre la paja de un pesebre. Y cuando todavía es Niño y no dice nada, verlo como Doctor, como Maestro. Necesito considerarle de este modo: porque debo aprender de El. Y para aprender de El, hay que tratar de conocer su vida: leer el Santo Evangelio, meditar aquellas escenas que el Nuevo Testamento nos relata, con el fin de penetrar en el sentido divino del andar terreno de Jesús. Es Cristo que pasa,14